lunes, 22 de octubre de 2007


Romper las horas durante el miércoles.
Circular el segundero sobre la palma de mi mano.
Pero son anhelos vistos hacia el pasado.
Vale la pena recordar a Cortázar y sus Instrucciones para dar cuerda a un reloj, cuando nos dan un reloj, nos están dando como regalo, y no al revés, como se suele pensar.
Cuando descubrí, después de varias horas (muchas más durante el viernes), por su propia confesión, que no habría oportunidad, decidí mirar hacia qué momento me llevaba esa desilusión. Como siempre, la constante se repitió y no hubo más remedio que sentarse frente a los papeles para ordenar.

5 comentarios:

Ruth Rojas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ruth Rojas dijo...

El que escribe NO es un sujeto simpático, aunque supuestamente quiere aparentar serlo.

Anónimo dijo...

¿Simpático?

Tahuantinsuyo dijo...

Pero... te regalé felicidad embotellada y dispersa en forma de azúcar refinada en bolsa...

Erika dijo...

Interesante, la fotografía pareciera hecha con una cámara estenopéica o bueno a eso me recuerda. y el escrito me agrada, saludos.