martes, 30 de octubre de 2007

De Gatos y Café

Extraña manera de tomar café. La gente rememoraba el estereotipo mental venido a menos, que consistía en hurgar entre los cristales de azúcar mascabada durante los instantes previos a la llegada de la caliente bebida. El hombre siempre de pié, con la mirada clavada en las rosquillas, resultaba una imagen de imponente presencia, potenciada por el revoltijo de gatos que jugaban con los cordones de sus zapatos, en una especie de trance pugilístico que les hacía tirar sendos manotazos de izquierdas y derechas, contra la parte plástica de los cordoncitos.

“Manteca”: Dizzy comenzaba el duelo trompeta a trompeta contra Sandoval, mientras el hombre aun de pié sonrió levemente a los gatos. La taza decorada con un grabado de la colorida Catrina devolvió la cordialidad del saludo a sus pequeñas criaturas (casi)helecho, con un golpe de aromático sedimento café, que se elevaba vaporoso por la atmósfera llevando en su blanco recorrido las propiedades que en el instante de creación fueron otorgadas por el Demiurgo a sus granos.


-Gran momento para estar vivo- Pensó mientras adquiría la posición propicia para sentarse en una silla, y comenzaba a tomar de la tacita sin haber endulzado su contenido en lo más mínimo.

Los parroquianos intercambiaban nociones de sorpresa y admiración ante el comportamiento del forastero, mientras los Gatos (al fin)helecho continuaron absortos en su lúdica actividad.


La calavera catrina