martes, 29 de abril de 2008

-Para mAr-

6 a.m.
la hora somnolienta
momento de salir por la ventana,
y encontrar
como quien despoja a un boleto de cine
de su atribución mnemotécnica,
a una taza de café vacía
y a la cafetera cultivando moho.

-Me he dicho siempre que las esporas son planas y asexuadas
-Me han dicho siempre que el café no contiene la unidad de la vida
-Me digo ahora: Tanto universo de expandido verdiblanco
sería una pena destruir sin antes contemplar.

Dizzy Gillespie & Charlie Parker: El jazz
lava los platos al controlar el movimiento de los dedos.

Preparar el desayuno es cosa de
condimentar un cadáver
y hacerlo menos muerto a base de calor.
Caso contrario, el no-muerto
se hace más materia inherte
con la insignia de la llama.

-Te pienso,
y como la noche fue
nuestro encuentro de ajedrez en la ciudad-

Masticar requiere coordinación de varias partes del rostro.


domingo, 27 de abril de 2008

Desde la percepción de infinitas posibilidades tonales

Querida alma: viejo continente por descubrir al ritmo del jazz, impregnado del sabor dulcemente amargo de la ilusión melómana de persuadir a través de sonidos transparentes y trascendentales.

Cada vez que te percibo escuchando la misma voz femenina comparto tu satisfacción, la dejadez del vacío que obliga la secuencia exacta, precisa, oportuna.

Una vez más las notas se suceden unas a otras en desorden extraordinario, como si fueran libres, y la pasión de la misma voz se vuelve un lamento brillante que te impulsa a volverte a tu pueril madurez de impresionabilidad, a un grado de simpleza y complejidad que comparten un mismo espacio al mismo tiempo.

Cada compás se vuelve parte de un sendero que la mente debe seguir.

Mis ojos se vuelven hacia mi interior, hacia ti; la sorpresiva forma de combinar sonidos te induce ese impulso de hacer que los párpados recorran su trayectoria hasta encender la mansa oscuridad.

La voz, las notas, tú, somos uno mismo; y de nuevo, te llena de satisfacción ver la inmensidad de las posibilidades tonales que penetran en tu conciencia.

Nuestro nuevo lenguaje: sentimientos, fonemas melódicos aunados a la mirada y al movimiento de esquemas ideológicos impresos en cada universo acústico: stacatto, una fuga, un crescendo, una serie de voces que confunden pero que provocan nuevas concepciones.

Y de nuevo, ritmos tan distintos se presentan en cada oído; en un entorno distinto, físicamente invisible pero perceptible, se tornan de mil formas como estrellas en el cosmos. ¡Alabada sea la infinidad! Nuestro cuerpo se vuelve un ente inmaterial flotando en un pentagrama inmenso, y cada nota como olas de mar arrastran el espíritu a cualquier ánimo: donde el espíritu trasciende, donde viajamos a través de planetas, donde vemos el final como la puerta hacia una serie interminable de finales con nuevas aperturas; la vida se vuelve intermitente y eterna, la sentimos liberada transcurriendo sobre los ecos de un pasado siempre presente, aprendiendo a atesorar sonidos.

La melodía nocturna continúa hasta siempre, para volverse de nuevo (pero distinta) la secuencia exacta, precisa, oportuna.

¿Cómo caminar sobre un vacío onírico?

Salpicando las nubes, revolviendo la carne.

Construyes entonces un mundo de alternativas,

De sonidos graves, de desperdicios lingüísticos.

Qué manera de sobrellevar la ligereza:

Dedicando frases porosas sobre un pedestal,

Escupiendo febrilmente sobre los rostros.

Caminando sobre tus amputaciones imperceptibles

Y enormes proporciones de colesterol en el cerebro.

viernes, 25 de abril de 2008

De Matmos y Wittgenstein con flores que no son rosas


“A new born child has no teeth.”—“A goose has no teeth.”—“A rose has no teeth.”—This last at any rate—one would like to say—is obviously true! It is even surer than that a goose has none.—And yet it is none so clear. For where should a rose’s teeth have been? The goose has none in its jaw. And neither, of course, has it any in its wings; but no one means that when he says it has no teeth.—Why, suppose one were to say: the cow chews its food and then dungs the rose with it, so the rose has teeth in the mouth of a beast. This would not be absurd, because one has no notion in advance where to look for teeth in a rose. ((connexion with ‘pain in someone else’s body’.))"

(Philosophical Investigations 188e)

La heterodoxia

jueves, 24 de abril de 2008

Blue Davis

Una trompeta proviniendo de un sueño ubicado más allá del muro de cristal que aboveda la conciencia se incrusta en lo blando de la mente tras en formación de espiga cruzar la capa semipermeable que cubre el sueño: Blue in green. Miles Davis deja caer las notas como con una regadera sobre ciertos bloques de la memoria que comienza a crecer y extender sus partes en pos de la luz.


La silueta femenina de tantas compañías en abismo, en sueños. ¿Qué se ama cuando se ama? Quizás piezas de fantasma, o un recuerdo traído a cuenta de las pupilas interiores por una melodía tan delicada y perfecta, tan propia y ajena, como el habla y su cúmulo de ideas llegando desde lejos, desde el tiempo de las primeras palabras floreciendo en las lenguas de nuestros arcaicos ascendientes, quienes debieron poner nombre a las cosas, abstraer ideas de la luz, de los sonidos, de la sencilla concatenación de causalidades tan factible de ilusión pero que sin embargo sirven aun hoy de remo para flotar entre el mundo.


Blue in green, voy despertando, ahora con el sonido de Coltrane, y siempre Coltrane retomando los fragmentos suspendidos por el piano dotándolos de la forma correcta para incidir sobre nuestro barco, para adornar la subjetiva perspectiva de quien se introduce en el afuera tras unas horas de ausentación, caracterizado por vagar sobre la nada, sobre el vacío que representa el letargo, la suspensión de percepción directa, la inmersión en los confines…


Las cinco, es tarde, los pies se movilizan, las demás partes del cuerpo cumplen pulcramente con su mecanizada labor, y en cuestión de minutos ya voy cruzando la puerta, voy tomando el autobús, voy llegando al subterráneo, voy abordando la oficina, y así otro día.

martes, 22 de abril de 2008

Maúllo matutino


Ante todo, Bolován (sic) es el más grande de los gatos. Un rinoceronte enfadoso oprime su pecho en la soledad, y el peso de tres mil elefantes y uno más descanza sobre su lomo. Por eso Bolován trae memorias de Salammbô vistiendo a Tanit, y por es su maullido pareciera surgir, no ya de su estómago, sino de un mar lejano y casi ausente donde los amores imposibles en brazos del enemigo se cantan en exámetros heróicos.

Su nombre, casi un insulto a sus instintos de la poesía más prmigenia, procede de algún ciego primer padre que no alcanzó a leer en el espacio entre sus ojos aquellas leyendas provenientes de la puerta de los sueños, ni vio en sus garras las manos fundadoras de mil imperios. Debido a su horrible nombre, Bolován es conocido por sus cercanos simplemente como Gato.

Gato al fin y al cabo, se levantaba todas las mañanas con un griterío de los mil inframundos. Algún día escuché quien quiso reprimirlo con comida de gatos. ¡Gatos habría que haberle dado servidos! Quien no viera en su llanto el gemido de Dido sobre las costas de Cartago, quien no viera en sus ojos la mirada de Salammbô ante Mâto agonizante, quien, en fin, no pudiera responder sus maúllidos en los más bélicos endecasílabos heróicos combinados con suaves heptasílabos sáficos, quien no pudiera hacer todo eso, o intentar hacerlo ante su sólo ronroneo, no ha sabido jamás nada de guerras, amores o gatos. Esto hay que decirlo.

Gato, para el final del día, con sus ojos azules de los más de veinte siglos que se trae encima, gusta de tener una mano cerca de su oreja, ronronear como un guerrero insensible que descanza tras la victoria, y caer dormido sus buenas dieciséis o más horas diarías; que de ser cierto lo que el aleteo de su cola parece sugerir, se las trae bien merecidas.

Sueña sueños lejanos Gato, burla mujeres en las costas de Cartago, monta elefantes en desiertos arenosos, tienes el tamaño y la profundidad en tu bostezo Gato para hacerlo, y no permitas que te llamen por un nombre si no es digno. Tu imperio de los mil siglos ha caído, pero no tu lomo lento y largo, ni tu ronroneo bélico y süave: así, con diéresis, que te las traes bien merecidas.

Para Gato, presione aquí.

lunes, 21 de abril de 2008

El monumento derretible (pt. 0)

a la cazadora de sombras, en su no-cumpleaños


De espaldas al habla, con la parte superior de los dedos viendo al interior de Dios, escudriñando sus rincones ocultos, sus cavidades amortajadas por el silencio o la duda que se implanta en torno a él para mantenerle lejos de las cavilaciones superficiales que podrían corromper su pureza.

El tacto es blando, como pan recién horneado cruzando por la puerta para encontrarse con el cuchillo y la mantequilla de maní. Se toma el artefacto y en seguida se unta el pan sobre la crema café de dulce aroma.

Un gato juega con la lechosa en el patio, mientras yo aun inspeccionando a Dios que se ha presentado esférico en su modo de saludar protocolariamente desde la distancia turbia de las horas, comienzo a masticar el pan con la mano que me ha quedado libre tras la exactitud del cuchillo.

Es curioso el que a cada mordida la textura cambie, como si la porción disminuida fuera una llave para andar en otro espacio de materia condensada, sin cambiar el camino.

Tocan la puerta, dejo de toquetear el esfero limítrofe (tras la correspondiente persignación) y salgo a ver quien es. Andando hacia la puerta noto a la lechosa jugando con el gato, en esa reflexión de actividades digna de una función biyectiva.

-Buen día

-Buen día- contesto con tono escéptico.

-Vendo oraciones, bla bla bla… Salvación y resurrección…. bla bla bla...

-Pase por favor- digo mientras señalo el sillón verde en la sala de cristal.

Llamo al gato y a la escalera, y en seguida traigo al buen Dios.

El hombre implota en la visión, y la fé reverdece en la espalda de mí felino gatuno.



Vaguedad perceptivo-existencial

A veces cuestiono la utilidad de enmarcar las vivencias. No puedo hallar lo pertinente en enfocar el entorno a través del marco de una puerta semiabierta, en donde inevitablemente hemos de hallar alguna figura (en este momento pienso en alguien) que creemos se encuentra ahí, silente, con una sonrisa que moldeamos para denotar carisma.
Es cierto, no puedo hallar lo pertinente, pero entiendo que pueda encontrar lo bello dentro de esta recurrente imagen. No se trata únicamente de confrontar el vacío inventado por las constantes vaguedades de la perfección inasequible, pienso que, o somos una vacuidad completa o todo lo contrario. De alguna manera inventamos discapacidades sin remedio, para las cuales no existirán soportes y están llenas de una profunda y constante insatisfacción.
Pero lo bello está no en sentirnos complementados por la otra persona, sino en ver en ella una alternativa a nuestra condición estática.

domingo, 20 de abril de 2008

Sin Título

Dando vueltas por lo profuso de la imagen
una sola soledad:

Pez soluble

-que ya es recordar a Bretón-

viernes, 18 de abril de 2008

Marianne at Club Dada

Por los recuerdos de ese particular lugar en la entrañable San Cristóbal

-De noche empinada en el frío lloviente-

¿Otro diálogo?

Diose la concordancia circunstancial de Efigenio en el café Gabi's donde siempre hay inegablemente un perro prisionero de ventanas en banquetas por un lazo rojizo aunque polvoso.
Zappa: Diose mi acaecer en tu ventana.
Perro: Mala palabra salada va amarrada a barandas, el genio primigenio de Efigenio la mala consonante parlante y el hipberbatón ridículo de mala canción romperá.
Zappa: Criatura, ya que así te me refieres de mí mismo, has de saber: todo tiempo futuro será inevitablemente peor, porque ha de devenir de este nuestro presente, y aceptémoslo, el presente es lo más feo.
Perro: Y el presente ha sido siempre lo más feo, aún aquel presente de otros tiempo ya pasados y mejores.
La piel de Zapa: No como el pasado, y aún el pasado de otros tiempos ya pasados y mejores, que inegablemente, acéptemoslo, siempre fue mejor.
Perro: La piel de Zapa es resultado de un caligrama perruno.
Zappa: Toda tu culpa amigo.
Perro: La culpa es resultado de la mala consonante del perro cansado y asustado.
Zappa: Mesero, hay una palabra en mi perro.

Tendencioso reporte desde la "Liga de las naciones"

Los encuentros de sombras siempre arrojan resultados escabrosos, sobre todo en cuanto a repercusiones internacionales se refiere.

En un momento de desencuentro G atacó a F con un cuchillo parlante. Si la acción se hubiera limitado a la constatación del principio de exclusión material (que dice algo cercano a: dos cuerpos no pueden ocupar un mismo lugar en el espacio al mismo tiempo), las consecuencias no habrían resultado tan terribles.

Para el infortunio de todo bípedo, en condición de mamífero o por lo menos de cordado insublimable, F se ha convertido en un sofista atroz, que juntando al homo mensura (el hombre es medida de todas las cosas) de Protágoras, con ciertos artilugios erísticos derivados de la gimnasia mental de Zenón, posee el arte de convencer hasta al mas cauto de los 7 sabios hispanicoeurorientales.

La primera muestra de su Arte ha sido convencer a G de haber sido él el atacado, desencadenando el esperable efecto recursivo.


jueves, 17 de abril de 2008

Aparición Zappica y Signo B'ico

Zappa golpetea sordamente con los dedos la baranda anexada al techo de la unidad de transporte. Con un poco de atención y buena voluntad, la entonación de tal movimiento percutivo produce una sonoridad semejante al Bebop Tango, tan popular en el Roxy y en cualquier otro lugar. La gente absorta en su ensimismamiento mecánico o inmersa de modo completo a la insaciable repetición de “Owner of a Lonely Heart” a través de la radio, permanece sin notar tal llamado a la causalidad descarriada.

Un hombre sin corbata sube al autobús desde la parada anterior al puente peatonal.


Zappa
: Gran manera de no llevar corbata
B.: Es un pequeño paso que después salva de costos mayores. Imagina que caminando por la calle con preciosos atavíos me confunden con director técnico o profesor de gramática, triste sería el destino de este tu interlocutor.
Zappa: Sin duda triste por indefinido, más que por temido.
B.: Curiosa manera de llevar las letras.
Zappa: No hay otro modo, si lo que se quiere es llamar la atención de quienes no escuchan más que los refritos ochenteros de los decaídos Yes. Aunque eso es un decir hipotético, más que nada fue una casualidad del ritmo.
B.: Ciertamente el ritmo de traslación de estas unidades induce a la extrañeza.
Zappa: Es mucho más raro viajar en combi; Los pequeños aparatos transportistas sellados con logotipos de sindicatos, no me dan mucha confianza.
B.: Combis, esas pequeñas y sacras cabinas mortuorias
Zappa: como el pequeño ataúd en que enterraron a un Heracles Holiwoodense.
B.: Vamos, que las patáforas nunca han sido de mi total agrado.
Zappa: Solo leía el enorme espectacular que está cruzando Insurgentes.
B.: Que bien que recuerdas eso, casi olvido que debo tomar el metrobús.

El hombre parte, y Zappa continúa con su recital más que imaginario.





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Now playing: Jack Kerouac & Steve Allen - México City Blues - 239-241. Charlie Parker
via FoxyTunes

lunes, 14 de abril de 2008

sábado, 12 de abril de 2008

Requiescat In Pace

De la muerte de Efigenio nos quedó un letrero: Aquí yace auqél. Pero bueno, fueron pocos los seguidores de aquel filósofo que proclamó su muerte, y muchos los honrados ciudadanos que aún creen escuchar sus pasos.

De los gatos en las noches de Verano

Con todo y cabeza redonda
en ese cuerpo de félido carnívoro,

-saltarín y retráctil, como las sombras-

el engranaje con cremallera
de su fuerte parte media,
devora el estertor de una ave de hojalata,
sin recaer en el temblor de la luna
que a falta de
_________ s o s t é n
_________________hidraúlico,
rueda su femenina esfericidad rocosa
contra las elefantinas columnas de la tierra.

viernes, 11 de abril de 2008

Algo sobre las bicicletas (la asistencia es estrictamente obligatoria)

Algunas respuestas varias a preguntas inconexas

<Carnap>: Qué fué de las aves que no usaban paraguas?
Especialmente de las aves que no usan paraguas es difícil responder. Verás, los paraguas, ante cada gota, son una respuesta irrefutable. Las aves sin paraguas no nos darán jamás esta respuesta, ni nunga otra. Qué ha sido de ellas, tal vez debamos arrojar nuestros paraguas una tarde lluviosa de cualquier estación y salir a buscarlas. Porque, ¿sabes? los pájaros detestan las sombrillas.

<Oyuki>: La nueva oleada de blogs iniciada por Juan Carlos Cabrera Pons, tiene algo que ver con el ya anunciado "fin de las antologías"?
Al parecer, y según informes precisos de la Masiosare Asociación Gatomaquia Antica (MAGA), así es. En un futuro no muy lejano las antologías dejarán de guiar el rumbo de la poesía mexicana para trasladar la atención a un nuevo tipo de foros, uno muy cercano al así llamado "blog".

<Guille>: Es Berbatov al Tottenham lo que Bergkamp fué al Ársenal?
Ninguno es lo que Maradona al Napoles.

<Vallejo>: Es la espuma pretexto suficiente para no escribir?
Verás, en lo personal creo que sí. La espuma es pretexto suficiente para morir, estarás de acuerdo conmigo en esto, y dado que la escritura es un instante de muerte, la espuma es suficientemente buena como excusa, siempre y cuando haya un poco de humedad.

<Master Mind>: el cielo se puede desgajar como naranja?
Lo preguntas como si nunca hubieras visto ni el cielo ni una naranja.

Relativa ausencia de Efigenio Bacardi y una carta equívoca

¿Y qué pasó con Efigenio? me dijiste. ¿Recuerdas la carta? ¿recuerdas cualquier carta? Las hay largas y cortas; las hay que llegan y que no llegan; pero sobre todo las hay escritas para enviarse y para no enviarse. ¿Y qué pensarías tú de mí ahí hablándote de cartas y cosas que ya sabes? Es en vano que escapo de tu ausencia, decía aquella carta, es en vano que intento escaparme de tu ausencia milenaria, de este mi cuerpo tan tuyo donde no estás, de este mi cuerpo que es tu ausencia, es en vano que intento desprenderme. Efigenio Bacardi -que en su nombre se reúnen remitente y destinatario- leía las líneas como quien lee llover. Es en vano que intento desprenderme de estos mis pies desnudos entre las sábanas frías de tu ausencia, en vano estiro los brazos a la ventana ausente, no hay nada más que un vacío infinito en el que no estás, y que en su deber de vacío no deja de absorverme. ¿Pero qué pasó con Efigenio? preguntabas, y qué podría decirte yo: al diablo con el Efigenio E., que no hay que no podrá con la respuesta intermitente de tus ojos, que no lo sé que se perdió por la mañana... Que la soledad es una confirmación plena de la presencia pero este vacío de tu ausencia no es silencio no es lugar, es la pura forma de algún dios que se ha perdido. Tomabas la taza de té entre tus labios, pero qué diría el té, qué será del té que por tu boca, qué muerte süave con diéresis junto a tus labios; pero que qué pasó con Efigenio. Es en vano que intento desprenderme de tu ausencia. Habita en el borde de mis párpados, esta ausencia es lo que ocurre al despertar, y para qué quiero mis ojos. Mis ojos aquéllos, jamás los vi, pero al cerrarlos tu ausencia milenaria preguntaba que qué diantres conmigo, que una taza de té, que una apenas caricia. Y Efigenio que era remitente y destinatario de una carta escrita para jamás enviarse pero que fue enviada irremediablemente, tomó el último sorbo de su expresso doble cortado, pagó la cuenta sin pedirla, y salió a la calle con el sol hiriente todavía. Y todavía me sales con que qué fue con Efigenio.

jueves, 3 de abril de 2008