lunes, 31 de diciembre de 2007

1-28 / 2-4 King Crimson Facture

Feliz Año Nuevo

Huevo Frito

Un Árbol de viva voz crece sobre el muro insondable junto al risco. Las rocas se sueltan en ocasiones del desquebrajado cerro y ruedan lentamente por las laderas hasta contactar la tierra seca del valle.

Todas las mañanas, mientras espera ansiosamente la llegada de su mujer con los huevos fritos indispensables para satisfacer la lista de actos contenida en su previo recuento del día, observa ese espectáculo del tiempo, del devenir material.

El comedor tiene las paredes pintadas de blanco, con una enorme ventana posicionada en dirección de la montaña. La comida siempre caliente, servida en un plato de porcelana, se coloca sobre la mesa en el momento exacto.

Ya mencionada, la mesa es de encino, cubierta con un mantel blanco y puntitos rojos, fue el regalote bodas de su madre. Uno de esos días tendría el hombre que hacerle una visita; viuda desde hace un par de años, la anciana va perdiendo fuerzas cada día, quedando solo como una imagen fantasmagórica o una impregnación traslucida en un cristal la otrora realidad de aquella mujer vendedora de flores.

El huevo frito es posicionado en tiempo, temperatura y espacio predispuestos. Una sonrisa se instala en ese rostro.

Pensemos en el huevo: cáscara blanca, clara transparente, yema preferentemente amarilla. Puede proceder de cualquier animal ovíparo, pero en este caso la predilección del sujeto nos lleva a definirlo como de gallina.

El paso de minutos consume el huevo, otro día pasa, no por si mismo, si no a través de estos cuerpos desgastados.

El cerro se desmorona, diariamente ruedan rocas por sus laderas, dejando un cada vez mas alto montón de piedras. La ventana de la cocina muestra, casi gritando, la transformación del paisaje.

Un hombre gárgola sentado frente a una mesa espera sus huevos fritos con impaciencia.

viernes, 28 de diciembre de 2007

karta entre silensios i espasio, anexos a un paKete (perfekto ispamerikano en el título)

Lo mejor habría sido que este libro le llegara en un misterioso paquete, desde un lugar lejano, como suelen llegar las muñecas de tela. Ya sabrá lo bella que es la idea, lo vertiginosamente móvil de sus aristas truncas decididas a abrir paso para el encanto y la maravilla, en los más intrincados cúmulos de la arraigada costumbre.

La especialidad de la casa es volar, lo repetiremos sin cansancio. El que nos dediquemos con gran ímpetu y maestría a una actividad específica, no debe disuadirnos de intentar la ejecución de acciones igualmente provechosas pero quizá subvaloradas: rodar, estallar (como estrellas, globos o mariposas), iluminar (colores, nunca pomposidad intelectual), reptar (perspectiva pecho-tierra indispensable), planear (alas extendidas), cantar…

La lista se hace interminable, ya la veremos con detalle usted y yo en posterior momento.


Cariñosamente: Mi paredro

lunes, 24 de diciembre de 2007

Ciudad de la prosapia; los colores implantados en el cielo como pequeñas variaciones de un originario murmullo. Los mensajes se codifican en series numéricas, que hacen pensar en largas combinatorias aritméticas, o en el dodecafonismo del siglo XX, todo con afán de dar a oír las palabras lo más musicalmente posible.

Pierre Schaeffer

Pierre Schaeffer

Pierre Schaeffer

Concretar cuando es posible la serie de eventualidades circundantes; por que la ciudad es un enorme contenedor de toda clase de sopas, y menjurjes aromáticos.

No bastaba hablar de Anton Weber en esos instantes del día, por eso Pierre Schaeffer acudía al rescate con la acentuación del futurismo, que extendía sus líneas paralelas al infinito espacial de los intonarumori; hasta alcanzar lontananzas propias de la música concreta.

Ruth tomaba vodka con un poco de hielo, cuidando de que sus papilas gustativas percibieran cada molécula de sabor acumulado en la fermentación del centeno y su posterior disolución en agua. La noche lucía iluminada desde dentro, como con una gran fuerza vibrátil producida con el girar de un dínamo celestial a vertiginoso ritmo. La consonancia entre la música recién acomodada en el reproductor con arte de cirujano y aquella desbordante imagen que se consumía a si misma con la grandeza de su evocación, más que coincidencia había sido resultado del profundo actuar de una imaginación desacostumbrada a acatar convencionalismos y demás condicionamientos gregarios.

Alex de pié con un libro posado en sus manos, cuya disposición representaba a la perfección a una mariposa de enormes alas tendidas de par en par como homenaje a esa cúspide, a ese monumento nocturnal de la reverencia que venía de lo lejos con la música y el alcohol, leyó unas cuantas líneas de Maldororor:

“Si tienes una pronunciada inclinación por el caramelo (admirable farsa de la naturaleza), a nadie le parecerá un crimen; pero aquellos cuya inteligencia, más enérgica y capaz de mayores cosas, prefiere la pimienta y el arsénico, tienen buenas razones para actuar de ese modo, sin tener la intención de imponer su pacífico dominio a quienes tiemblan de miedo ante una musaraña o la parlante expresión de la superficie de un cubo.”

Rodaron los terrones de leche por toda la mesa, volatilizando pequeñas partículas de glass aturronado, mientras las locomotoras de Schaeffer sonaban atrás, provenientes de un pasado en que la tecnología se montaba sobre una enorme tarima para develarnos un prospero devenir, que al final de cuentas resultó todo lo contrario; ironías de costumbre con las que el hombre se topa apenas adquiere ideas de grandeza o un aire de soberana importancia.

“Monumento a la indiferencia” resonaba en sus pensamientos acostumbrados a vuelos más parsimoniosos, menos incendiarios. Lo peor era el sentido que esa frase adquiría al colarse entre ellos, tendiendo un puente inútil con el cual cruzaban a la posición que pretendían propicia, o infinitamente grata, para proceder desde ahí a la demolición eventual del estado de cosas.

-Positivamente-dije en un momento, escuchándose mí voz resonar por la habitación

Una expresión de duda apareció en el rostro de Ruth, como si la palabra hubiera encajado en una predestinación de su subconsciente. Entrecerró los ojos, y siguió bebiendo hasta consumir el contenido de su vaso. Lucía particularmente bella con las pestañas resaltando en esas esferas entornadas de claro color, tan vistosas en su fisonomía fácilmente caladora de interiores. Muchos hombre habían muerto de amor por la ilusión de posar su boca en esos labios, que ahora se apretaban uno contra otro, como no queriendo decir lo inexorable, la razón de que estuviéramos reunidos en ese preciso lugar compartiendo unas copas, un mismo aire, la música, la tenue y cálida luz, el calor del interior de la habitación.

-Es tiempo- dijo

Previendo la señal habíame incorporado con todas las cosas al hombro. Frotaba cadenciosamente mis manos mientras silbaba el estribillo de Starless. Me aproximé a la puerta y sentí unos brazos rodeándome.

-Adiós.

King Crimson - Lady Of The Dancing Water

Cada pensamiento has estado en mis pestañas, danzando pétalos al movimiento de la columna de aire
Agua Aire
Aire Agua
Donde la densidad desfallece por la pulsión de la belleza…

viernes, 21 de diciembre de 2007

Pseudo-diálogos y descripciones alternas

-¿Prefieres un plato de nueces?

-¿Por qué tendría que cambiar este sutil plato con semillas de girasol?

-¿Prefieres la pereza de pelarlas, la apariencia tan extraña que tienes con una montaña de cáscaras al lado de ti, o simplemente el hecho de que no me agrada tener que ser yo quien deba limpiar la barra y preocuparme por ellas?

-Prefiero que busques a alguien más para limpiar, aunque como una tradicional cliente, conozco por demás el número de empleados y el hecho de que serás tú quien tenga que realizar la limpieza, pero debido a una cierta condescendencia que me invade en este momento aceptaré tu propuesta, dame esas nueces.

El vaso relucía, sosteniendo, en un peculiar contraste, a la opacidad que se apreciaba en la madera. Este lugar siempre daba tintes de melancolía o apacibilidad, Beatriz era más bien atraída por lo segundo. Le agradaba la permanencia de su entorno en la mutabilidad del espacio exterior a través del tiempo, contemplar los retratos monocromáticos de la pared, para ella, de cualidad inexpresiva, pero de una tranquilidad que se contagia. No existía mejor manera de acompañar la tarde entre las cinco y las seis y media que con el parsimonioso movimiento del segundero del viejo reloj sobre la repisa con las botellas y la hora de Thelonius Monk.

-Volví a soñar sentada en la silla.

-Tu aspecto onírico dejó de interesarme desde que casualmente nunca recuerdas qué fue lo que soñaste.

-No es por voluntad que olvido, y por tanto no es que me niegue a contarte, pero si tan insatisfecha está tu necesidad por conocer mis deseos, algunas veces imagino su mano sobresaliendo de una neblina espesa, sin sentir curiosidad por la forma de su cuerpo ni la expresión de su rostro, en otras ocasiones veo una serie de burbujas negras emergiendo de un llano, a veces una pera contra una durazno entre mis puños como si los brazos fuesen una balanza, pero este último pensamiento sólo acontece en la víspera de las compras en que tengo que elegir qué llevar para que el presupuesto alcance.

-Tu situación es tan lamentable que tengo que escuchar la forma tan desidiosa que tienes para responder las veces que vienes a este lugar, que no son pocas, por cierto, y siempre acompañada de tu bebida, ¿presupuesto estrecho? En fin, parece ser que necesitas de mis oídos, porque no sería lo mismo si te sentaras junto al hombre con un periódico que ha perforado para poder apreciarte secretamente a través de la nota que nos informa sobre el buen clima económico del país con las manchas invisibles de un par de billetes (¡qué digo un par!) sobre los adjetivos positivos que se leen. No, no sería lo mismo, ni siquiera sentarte al lado de su mesa dándole la espalda, sintiendo su mirada y jugando con ella en el café, mezclando sus ojos con los de alguien más con el que te hayas topado en estos días y no dejó de ver tus virtudes físicas, y es probable que no sentirías eso que te gusta cuando hablas recargada sobre la barra por ese encasillamiento emocional, la delimitación que haces de tus aspiraciones y los riesgos a los que estás dispuesta.

-No, no sería lo mismo, Claudia –interrumpió Beatriz. ¿Vas a denunciar mi carácter?

-Claro que no, no seas tonta. Deja que te invite una segunda copa.

Esa explosión sentimental estaba muy lejana aun. No era rencor hacia su habitual consumidora, quizá era a los ojos que intentaba abrir a las cinco de la mañana, al viento que la golpeaba en ese momento para hacerle ver bastante tiempo más de camino, un preludio arrítmico y cacofónico del día, para llegar a la tarde, crescendo menos alentador, y un final fatídico en el ciclo consumado de la jornada diaria. Un salón sin variantes, aunado a su dejadez y falta de anhelos, su esperanza de aprender se desvanecía en cada paso que daba a través del umbral del sitio en el que trabajaba, y en la construcción de sus recuerdos de escenas solitarias: la frustración por la imposibilidad de conocerse desde cómo formó su personalidad y una eventual transgresión de lo habitual; su curiosidad le planteaba con menos regularidad este paradigma de reflexión. Conocía sólo su ser actual (o como intransitivo únicamente, daba lo mismo quitarle la temporalidad adjudicada), su reticencia también hacia el experimento de comunicarse espontáneamente, casi veía inscrito el epitafio de su voluntad. Se figuró cómo las imágenes eran evocadas a través del líquido que caía de la botella hacia el vaso, y atenuadas por el color rojizo y su consistencia espesa.

¿Qué extraño vicio? ¿Qué ignota pulsión me obligaba a reproducir palabras a través de mi filtro racional? ¿A Colocar “sutil” en los labios, agregar un diálogo más amplio para solicitar otro plato distinto al que le habían llevado? Es muy posible que tenga una buena relación con la chica de la barra, quizá hasta (…) (…) (…) No… no tiene la pinta. Creo que semejante ropa no pudo hallar mejor vestimenta, el contraste de los pliegues cafés con el cabello negro, las botas en un polo de colorido semejante a su antagónico superior, una blusa que en buena elección resalta frente a ese aire oscuro del rostro.

Una figura no tan delgada se asoma en la puerta. Facciones difusas, apenas se le nota un porte despreocupado, recargando su mano derecha sobre el marco, cruzando el tobillo derecho sobre la espinilla izquierda, su perfil a contraluz revela sus senos. Se oscurece el aire a su izquierda con una silueta que deduzco es masculina.

- Se ve bien, además es la música que ella pondría en las reuniones con refresco y alcohol barato.

- Los sillones de la esquina se ven agradables, además ofrecen la mejor perspectiva para observar a la cantinera.

- En ese caso, están en el sitio ideal.

¿Qué extraño vicio…?

La pareja se sentó casualmente en la esquina, justo en el momento en que Claudia dejaba asomar su maravilloso escote.

Lástima que no llegué a conocerla, y menos la pude conocer hoy, con tal rapidez, tanta precaución por cerrar la puerta, bajar las escaleras, comprar el periódico, devorar palabras, actividades post-fúnebres que resultan más bien inapropiadas, desde asomarme directamente por la ventana y el espejo, cabalgar sobre las nubes metafísicas durante el tiempo previo al encuentro de dos mujeres divididas por una barra, unidas por un vaso de cristal –seguramente mal lavado- y el líquido que Claudia sirve y Beatriz bebe. ¿Es propio del hombre desesperado –yo- colocar su lugar junto al mío? ¿Invadir un sitio junto a ella? ¿Incidentalmente colocarme en medio de la relación sui géneris de ambas? Hoy no pudo satisfacerme el deseo de una simple visión ficticia, quise verla vistiendo las prendas que tantas veces había dirigido en el baile dentro de su habitación, y también porque su hermosura y las sombras se enaltecían mutuamente. Y el tiempo se crea doblemente rápido, sin espacio para la resonancia de las prisas o el aburrimiento. Qué cosa tan curiosa, como si las palabras que pienso cupieran mejor en unas horas que en otras. Pero semejante paréntesis no viene al caso. Tal vez deje de verla por hoy, pero mientras dudo las posibilidades aminoran. No sé… Qué difícil, sobre todo con el otro recuerdo tan latente que se interpone dentro de ideas ajenas. No desvíes el tema… ¿Un sitio a su lado? ¿Atravesar la puerta? ¿Esperar su imagen frente al espejo? ¿Un sitio a su lado? ¿Atravesar la puerta? ¿Esperar su imagen frente al espejo? -la oportunidad se escapa- No creí que ya estuviera tan lejos de mi mesa, finalmente tan cerca de ella, tan decidido. ¿Y Lucía? Qué inapropiado sería no guardar por este día el ímpetu. Pero Lucía ya… y además no creo que… Tan cerca de ella… Pero…

- Gracias, Claudia. Te veré mañana.

- Adiós Julio.

- Hasta luego, quizá también hasta mañana, chica del juego de penumbra facial.

Beatriz no respondió, ni siquiera hizo el esfuerzo de mirarlo con desprecio, sus ojos continuaron sobre el líquido que bajaba por las paredes del vaso. Julio caminó hacia la salida, evocando el pasado inmediato en cada paso, buscando la nostalgia y la crisis de su vieja conducta. Caminó de espaldas por los senderos mnemónicos que ha construido desde hace quince años.

Perspectivas de los cristales

Dos pares de ojos se observaban desde el mismo espejo, no podía entonces alejarse la idea arquetípica del universo paralelo, de una falsa sensación táctil en el contacto entre cada conjunto de dedos. La habitación estaba inundada de oscuridad y una peculiar y única luminiscencia sobre el cuerpo estupefacto frente a otra iluminación un tanto más colorida de otro cuerpo sorprendido. Las miradas escudriñaban la profundidad detrás de cada una, sólo vacío. Y entonces un suave sonido de bisagras oxidadas y una pared escindida por un rectángulo de luz. Lentamente la figura se fue alejando, caminando de espaldas hacia la puerta hasta sentir el pomo y girarse para salir entrecerrando los párpados frente al destello que arremetió contra sus ojos.

Frecuentemente se le veía caminar desde el segundo piso a través de la calle principal como una figura más, pero en mi percepción obsesiva la masa era de condición abigarrada y, por tanto, ella lucía en su vestimenta oscura, sumergida en esa inconstancia de rumbos: pasos en línea recta hacia el norte, pasos irregulares hacia el noroeste… la multidireccional cenestésica, se dibujaban trazos informes de caminos por distintas extremidades, líneas a veces azules, a veces de colores más indefinibles, describían curvas alrededor de los faros y las bancas, oscilaciones alrededor de ella en un claro contraste con la negrura que la cubría. Era difícil diferenciar entonces quién veía, muchas veces la ventana incitaba una ojeada maliciosa hacia alguna promiscua escena en la calle de las que solían ocurrir por la noche, y que apenas eran visibles bajo la penumbra producida por la lejanía de los faroles; el marco rojizo anunciaba la perversión de mis pulsiones e implantaba la confusión de observadores, la vida pública era vista desde la ventana, a través de un sujeto por una habitación, o la mujer era el centro de atención de un sujeto que la observaba a través de la ventana de una habitación, atormentador juego sintáctico. Ella caminaba aparentemente tranquila, sentía un hilo entre su deseo y el mío, rasgado fugazmente en el lienzo tridimensional por un índice tembloroso desde su lado de la acera al que yo me encontraba, tiraba de él creyendo que incitaría a sus pasos hacia el edificio, las escaleras y mi estancia, pero aquella alucinación se desvanecía con el contacto de la materialidad que conocía en mis dedos, corría después al espejo, portal a su intimidad, aunque en ese momento sólo viera reflejado orden y sobriedad en los muros.

Impresiones mentales, mimesis, imaginación, una hermosa creación de imágenes, una coreografía entre el guardarropas, la silla y las prendas, con ella en medio, danzando ligeramente, suspendiendo los brazos, rozando la alfombra y bañada de una maravillosa desnudez inasequible desde mi lado del cuarto. Así forjaba mis recuerdos, trastocados por mi delirio, que de ninguna manera consideraba obsceno, era una fascinación incontrolable por su figura contemplativa, abstraída de sus ropas no por un espíritu lascivo, sino por una verdadera admiración por su cuerpo. Y cuando cerraba la retina mental volvía a divisar una habitación ordenada y una puerta en frente. Al asomarme de nuevo por la ventana ella ya había salido del campo visual y, mientras permanecía recostado sobre el sillón que me permitía apreciar cómodamente todo lo que acontecía en la calle, ansiaba el momento en que volviese a perforar el cristal para verla frente a mi imagen mientras ella la supone como suya. Giré mi frente hacia la entrada de la estancia y salí con cierta rapidez, procurando aplicar todas las cerraduras a la puerta, sin poder evitar la contrastación entre el blanco entorno que apareció desde mi reflejo y este juego de paredes rojas, el espejo de cuerpo entero y un sillón negro con su correspondiente pila de libros a un lado. Salí entonces hacia la calle, el adorado escenario de mi tiempo libre. Sabía, por razones de poca importancia, hacia dónde debía seguir el rastro azuloso de sus zapatillas, pero no quiero detallar cómo es que puedo percibir los colores.

Momento

Estos días.

Una lentitud.

Viento y más viento proveniente de los lugares de siempre, arremolinando hojas y ojas, unas más cerca de las otras que las primeras de las segundas.

Caminar mucho, buscando la luz, el soul, una vicisitud del jazz con sabor de ventanas rotas donde implantar el silencio y la regeneración exacta de los segundos; una silente intrincación de tegumentos y majestuosas entradas a la continuidad de una necesaria e incomprensible alteridad rodeando las cosas, implantando preguntas y poco afortunadas remedos de complementos ontológicos a dichas interjecciones…

domingo, 16 de diciembre de 2007

sábado, 15 de diciembre de 2007

Movimiento motivado por apreciaciones matinales:


Destellos a través de una pequeña ventana se fractalizan… Maneras de encontrar el enlace entre los pensamientos y unas cuantas palabras rafagadas.
La ametralladora: Lo humano cayendo – callando / una columna de humo se erige colosal
¿Será acaso el viento producido por una respiración?
¿O estamos en el punto de la luz naciente sobre las baldosas, procreando expectativas un sábado por la mañana?

Una foto de Dalí: Gorro –negro- frente a un rinoceronte –blanco-

Descentralización

En la orilla del centro -¿geometría?-

o por todo el costado esquelético de costillas punzantes que ya son un invierno
Costado de Costillas
Costillas de Costado
Forma y más cuerpo

La mirada zigzagea como intranquila mosca, sobre el flujo de un aroma indecible a flores derretidas

jueves, 13 de diciembre de 2007

Pequeñas y absurdas cavilaciones

Empezamos con propósitos, el viejo costumbrismo, las uvas, los colores, los rituales de buena fortuna. Quizá mi objetivo sea desencadenarme de tu cintura, curiosamente, destruir la atadura que yo mismo creé. Tú la ignoras por supuesto, pero sientes que algo me mantiene junto a ti, bueno, es cierto, algo me mantiene junto a ti, no es tu imaginación. Todavía lo decido, días antes de visitarte, de la fatídica fecha que es un umbral ya conocido, por supuesto para quienes, cristianos o no, tengamos este calendario que ya jugó alguna broma en la historia y tuvo que ser reajustado para evitar confusiones posteriores o pensamientos que remitan a ideas apocalípticas. Como decía, aún lo decido, y tú no sabes qué me mantiene junto a ti, yo apenas lo vislumbro, desde mis perspectivas fatalistas, desde mi capricho por tenerte cerca, desde el montón de ángulos que podrías suponer, o que el amable lector, no sin fastidio, pensará que me agobian. Y mira que tendría que ser muy amable para leer tanta cursilería apilada letra sobre letra. En realidad mi estilo se ha vuelto tan monótono que no he podido escribir de manera diferente a lo que he demostrado en estas líneas anteriores y que, probablemente, apreciarán en las que siguen.

Quisiera dejarte, pero no puedo, lo que me dijiste en el encuentro virtual no ha podido abandonar mi cotidianidad reflexiva, aunque no es lo único que me consume, trato de devorar algunas palabras traducidas del japonés al español: Crónica del Pájaro que da cuerda al mundo, no podría decir qué me parece el libro, todavía no lo termino y tengo una sensación de cierto vacío, esperemos que mejore al finalizarlo.

Los adornos me esperan para ser colocados, es tan molesto, personalmente no adorno, pero tengo que atenerme a las costumbres familiares.

Otro costumbrismo, hiperconsumismo, individualismo, falsa filantropía, después de todo de eso se trata el vender. Mientras, por supuesto, espero algún obsequio.

Pero ya volví este texto hacia la multitud de pequeñas y absurdas cavilaciones y dejé la “supuesta carta anónima de Tahuantinsuyo hacia la persona anónima de (…)” (cit. en Mente poco interesante, Tahuantinsuyo ep. 15). No sé si vale la pena continuar con eso. Tal vez te lo comente personalmente.

¿Cómo van las fiestas decembrinas? EN el país (México) ya se respira el intercambio monetario, la necesidad de poseer, posEER, POSEER. Mientras tanto, yo sigo caminando, no por parecer alejado del vicio adquisitivo, sino por cuestión de recursos. Saludos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Imagen #1

Se encontraba sentada en la orilla de una jardinera, esperando a que ocurriera lo previsto. Los papalotes interrumpieron el cielo; eran multicolores maches-china, hechos a semejanza de míticas criaturas y construcciones legendarias. Largas colas de hilo sostenían los moños de esas enredaderas voladoras.

Observó el espectáculo hasta que el sol cedió su luz a otra región del mundo, y los papeles flotantes volvieron a su madriguera para pasar la noche.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Sobre las preguntas

anonymous: ¿Es muy necesario postear trabajos de escuela? No, no lo es. Pero la necesidad, a mi gusto, es una autonegación. Estos días no pudimos dedicar un tiempo a escribir alguna otra cosa, por lo que quisimos, al menos, compartir un poco de nuestros trabajos. No es necesario postear esta clase de textos, pero tampoco está de más, bien pueden elegir leerlos o no, pero gracias por el comentario, por mi parte, procuraré el viejo estilo, aunque quiero hacer notar que lo que hice en esos "trabajos de escuela" no fue sólo producto de un compromiso académico, es también mi manera de pensar.
La necesidad... qué tema interesante, como para un diálogo Zappático.

La novia de Pablito: ¿Existe comunicación sin sociedad?, ¿sociedad sin comunicación? Querida novia de (no querido) Pablito. Esa pregunta la dejo al aire. Puedes leer mi trabajo de escuela, ya sabes cuál es, pero preferiría que tú me contestaras, o quien quiera que se atreva a hacerlo, este es un pretendido espacio de diversidad de criterios. Además, estimada novia de ese sujeto non-grato, uno de los comentarios que hiciste alguna vez en el autobús amplió mi panorama sobre este cuestionamiento que lanzas, por lo tanto, creo que podrías ilustrarme más sobre ello de lo que yo a ti.

Gracias por las preguntas. Si le gustó el espacio vuelva, si no, critique, usted conoce mejor el protocolo; si no es gran molestia ni causa de enfado, un poco de publicidad no nos caería mal (es sólo el glamour cibernético)

MATERIAL@Tokyo Jazz 2005(part2)

viernes, 7 de diciembre de 2007

Buena Vista Social Club - Chan Chan

Sobre el destino

La manera en que se sostiene una taza de café mientras se aproxima a la boca determina un sinfín de cosas. Desde el instante de muerte futura del ultimo rey de una nación, hasta la calidad del sonido de un violín que se fabrica en el instante mismo en que alguien se rompe el cuello al resbalar en la bañera.

Concatenación de hechos, instantes finales.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Un inesperado encuentro

La mujer observaba todo cuanto alrededor de ella ocurría. Sus pequeños ojos de libélula se desplazaban con la modestia del cadmio, para no causar extrañeza en cualquiera que incidentalmente posara su mirada en ese par de tornasoles violeta, e intuyera la avidez que su dueña tenía por localizar a cierta persona entre la muchedumbre.

Una lentitud de siglos atrás yacía asentada en la mayoría de los edificios de aquel parque central; la parsimonia de siglos venideros solo se dejaba apreciar por el volar de las palomas, encargadas siempre de llevar el cálculo del tiempo exacto con el curioso movimiento de su cuello, que le hacia recordar el murmullo de las velas en las noches de insomnio, tiempo que aprovechaba para jugar con sombras, y matizar su habitación con la calidez que infundía el arder de la cera.

Sentada en una banca, el frió ingresaba por cada uno de sus poros, haciéndola tiritar de vez en vez. Ella soplaba dulcemente entre sus manos enguantadas, y las frotaba.

La construcción blanca erguida frente a ella tenía un aspecto descuidado, en el pasado había estado habilitada como oficinas municipales. Llena de burócratas en pleno apogeo de la esperanza que suscitaba la llegada de la democracia, había visto desfilar en su interior hordas de personas de los más variados colores, y accionares políticos.

Todo esto lo ignoraba, mientras frotaba sus manos enguantadas, e imaginaba la estatua del gran cirujano construido sobre una jardinera, como la efigie de un ídolo, inclusive una divinidad griega. De alguna manera aquel acabado cromado le hacía pensar en Delfos; nunca había visto una representación o intuición mórfica de las intérpretes del oráculo, pero sin duda no debieron ser muy distintas de aquel hombre, que salvo por el atuendo, era sin duda idéntico a aquellas pitonisas que entraban en estados caracterizados por convulsiones que Dostoievsky habría descrito como “endemoniados”; Parecía ser cuestión de acercarse unos pasos y apretar ligeramente su rígida mano izquierda, para que el galimatías se hiciera presente, generando perplejidad en abogados, mujeres, y leves niños por igual.

Alguien tocó su hombro
[Inevitable sonrisa]
-Efigenio

Una carta que, devido a errores tipográficos en la opción "destinatario", dio a caer en manos de Efigenio Bacardi

María.

Vieja olvidadiza. ¿Naciste tú del cuerpo? ¿fuiste tú carne? Caeli calumnia. ¿Fuiste arrancada acaso de tu primera celeridad? ¿Caíste como estrella al mundo, hasta el borde del caer, hasta el vientre de la tierra? Hasta el vientre de tu tierra tan en celo, caelumnia, ¿Fuiste de algún pecho hoja altiva bajo el alba? Cuando entraba triunfante la mañana con los cuernos de frente como estrella menguando bajo el vientre de tu madre ¿fuiste tú?
Y ¿quién se robó tu cuerpo? ¿fuiste tú cuerpo? ¿Qué fauces de qué lobo pretensioso te arrancaron de tu primera serenidad? ¿Qué colmillos azarosos te enseñaron a llorar, y el color de tu caída, y la altura del suelo? ¿Y qué desterradas uñas amarillas reptaron altaneras hasta el fondo de tu lecho?
¿La vida? ¿Caeli columna? Esa bestia feroz ineludible ¿la vida? ¿Ella rasgó tu piel hecha de pura concepción, de puro orgasmo? ¿Ella mostró tu sangre a tu esqueleto? ¿y tus lágrimas al suelo? ¿La vida? Esa bestia azarosa inapelable.
Yo titubeo al borde de tus ojos, acaricio las cosas en cada detener de tu mirada, aleteo tranquilo de tus párpados. Naciste anciana sin saberlo, cuando el alba instantánea cual la muerte se enlutaba. Como estrella te arrancaron de tu primera curiosidad, como estrella tiritaste la caída. Yo te perdí si acaso. Caí desde tus manos enlutado de puro amanecer. Caí desde tus ojos vieja hermana, y cuando ya no me encontraste, te perdí.
Antes de todo esto, antes incluso de mí, tu eterno olvidadizo, ¿no te faltaba el hambre? ¿no protestabas por el silencio de las cosas? ¿no extrañabas el viento entres tus dedos? ¿o las ventanas? ¿No te morías de gusto por el salto y la caída desde el fondo de tu primera mortandad? ¿No te dolía acaso la ceguera? ¿Puedes recordarlo? Cuando a la hora matutina vencía el alba, entonces había días, ¿lo recuerdas?
¿No significan nada tus palabras? ¿no significa tu silencio sepulcral? ¿No lastimó tu cuerpo la caída? Cae de nuevo entonces, pues que lo tienes. Pero ¿tienes aún cuerpo? Habría que haberlo sabido de antemano, las manos de la vida son de muerte cuando curiosas hurgan por tu pelo. Y ¿puedo hurgar curioso por tu pelo? Las manos de la vida son zarpazos de guadaña en la caída.
Mientras tanto tú naciste. Creo que te he soñado o caminado las arterias avenidas de tus manos. Creo que te he soñado, es decir que te olvidé.
No te escuché aquella mañana en tus rodillas. No te escuché mientras contabas las heridas de tus manos empedradas. Pero qué iba yo a saber, qué iba yo a hacer sin el pleno conocer de tus palabras, qué iba yo a hacer si tan perdida no te habías entonces a mis manos. ¿Cómo encontrarte, pequeña, si te sentabas con todo y tus palabras en el centro mismo del estar? ¿Cómo saberte anciana? Caeli lasus.
Andarás recogiendo de tus tan lentos ojuelazos las edades. Estarás repitiendo de tus tan largos años las caídas. Serás más que muerta María, si acaso eres.
He olvidado María, he dado suelo. Pero pues navegaste por las calles de mí mismo en tu ataúd de puro blanco, pues te hundiste en la historia de lo que jamás he visto, pues te perdí, María, te busco. Vieja desconocida, y me guardo tu olvido en mis recuerdos más ancianos.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

*

¿Qué opinan sobre las cajas de arena, los gatos, y las botas húmedas?

-#3-

…un gato ronronea por todo lo sombra del café

III

Cada vez resulta más difícil mantener tal estado de cosas. Los cuadros toman vida interna para distribuir materia en soliloquios trascendentales: El mundo es el dibujo perfecto de las imágenes mentales…

Madrugando para pensar en vos, como se piensa una canción de Zappa, un atardecer, o un jardín de árboles tropicales. Sedo a la gravedad de tu voz recordándome con palabras al oído la mortalidad de cada uno de nosotros. Primero mi abuelo perdido en un infarto fulminante, después la vieja tía víctima de la edad y complicaciones renales, el primo lejano muerto en la guerra con los hombres sombra, y la lista ensanchándose con la respiración luminosa de cada amanecer perfectamente bello que se olvida o pasa por alto. Tendremos que idear un mecanismo para disolver las certidumbres totales y dar espacio al miedo y la duda que aderezan nuestro cansado andar de hombres modernos, actuales, tecnológicos. Adiós fe a la ciencia y al dios todopoderoso, adiós leyes perennes de la física, biología,…

Lo inmutable es la vibración metafórica de los labios que sonríen de manera indiferenciable como preludio a un beso o a una despedida.

La idea del Hombre en Heráclito

De acuerdo a Heráclito es posible distinguir entre clases de hombres, siendo la proporción en que se divide su naturaleza desalentadora de principio “[…] Los más son malos, y los buenos pocos” (DK22B104).

Son entonces los malos hombres los que dominan por número este mundo, distinguiéndose unos de otros principalmente por los móviles de sus acciones: “Los mejores prefieren una cosa sobre todas: en vez de lo perecedero, fama sempiterna. Mientras que los más se sacian como animales.” (DK22B29). Mientras unos piensan en una trascendencia temporal, lograda con la realización de actos que los hagan memorables, los malos, que son más, se dejan dominar por sus instintos, haciendo de su vida un etéreo sustrato que se extingue fácilmente.

En lo referente a la capacidad cognitiva del hombre, el ser humano comparado con la divinidad es sumamente inferior, como hace constatar Heráclito: “El más sabio de entre los hombres parece, respecto de Dios, mono en sabiduría, en belleza y en todo lo demás.” (DK22B83). Esto nos indica dos cosas, primero que el ideal es caracterizado por dios, como se reafirma con: "Para el Dios todo es bello y bueno y justo; los hombre, por el contrario, tienen unas cosas por justas y otras por injustas."(DK22B102) y segundo, que el conocimiento aparece entonces como algo inalcanzable, estando el hombre impedido facticamente de inicio a la consecución de nociones que pueda ostentar como tales, ya que se dice: “Lo que el mejor opinador conoce y guarda en el mejor de los casos son opiniones […].” (DK22B28), matizado con un: “Opiniones humanas: juegos de niños” (DK22B70). Cosa enormemente irónica y desalentadora, estando el logos, traza de conocimiento, frente a nosotros todo el tiempo, palpitando su verdad, tal como nos dice el fragmento B1.

¿Qué puede hacer entonces el hombre, si además de estar impedido para conocer, desde el momento mismo del nacimiento inicia su camino de sufrimiento?: “Una vez nacidos, buscan vivir y cáeles en suerte el penar; mejor fuera el descansar en paz. Y dejan tras sí hijos con el mismo lote de penas.” (DK22B20), al parecer nada; pero un último resquicio de esperanza se encuentra aquí: “Para los despiertos hay Mundo común y uno; los dormidos se vuelven cada uno al suyo” (DK22B89), después de todo, algunos hombre son capaces de intuir el logos, y al parecer de Heráclito, ellos son lo más rescatable de la humanidad.

martes, 4 de diciembre de 2007

Genesis - The Knife

Camapaña por Genesis

Del Vaciado de Tazas

[1]



[1] Este ensayo esta motivado por una historia contada en clase de Teoría del conocimiento, en la cual se narra el encuentro entre un sabio y un eminente profesor: un discurso interminable dado por el segundo, que se ve interrumpido cuando el sabio llena una taza da café hasta desbordarla y habla de la necesidad de vaciarla, comparando la taza con el profesor.

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Generalmente las cosas nos van sucediendo sin que nos demos cuenta; Así pasamos de un lugar a otro, con la indiferencia suficiente para no instalarnos unos instantes frente a un suceso que reclama modestamente nuestra atención; Desde el sonoro surgir de agua (casi murmullo) que salta de las entrañas de una fuente de piedra; hasta las miradas, movimientos, voces, de las personas que nos rodean (sin olvidar en el trayecto, a la caída de hojas, cantos de aves, colores lúdicos desbordando el cielo y resto de materia), parecieran resultarnos habitantes de un espacio completamente ajeno.

Claro, podemos lustrarnos los zapatos, colocarnos un atuendo que se precie exacto para denotar el aire intelectual que habita en nosotros, y caminar orgullosos, con la seguridad de que irnos puliendo al contacto con palabras, teorías extraídas de lecturas y títulos universitarios, es todo-lo-necesario. Pero entonces aparece un vacío en algún lugar de esto que somos… y ya sabemos lo que pasa:

“Pensamiento ligeramente ensangrentado: qué es entonces el hombre, ¿hilo blanco
de la irrealidad, hilo negro de las estrellas?, ¿costura
de las parcas?, ¿monólogo
en el gran teatro vacío? ¿O además cuerpo
y más cuerpo para que arda el animal
sagrado de uno?”[1]

¿Qué es el hombre? Pregunta fundamental que nos concierne a todos, pese a que el interés que suscita la búsqueda de su resolución varíe de persona a persona. Esa respuesta se construye con la visión del hombre y el mundo (concepción Ontológico-Antropológica) propia de cada individuo (influido por su sociedad), el llamado por Dussel núcleo ético-mítico[2] (que afecta también a lo epistemológico).

La religión y costumbres heredadas son en principio, constituyentes fundamentales de la noción del mundo; Actualmente la postura científica en conjunto con la tecnología, parecen estar sustituyendo-constriñendo dicho contenido esencial de nuestro núcleo ético-mítico, dejándonos en un punto indeterminado, sin saber hacia donde dirigirnos: ¿Ciencia o Sabiduría?[3]

Es importante no caer en los extremos, lo principal es moverse críticamente entre ambas cosas, tomando de cada una lo que consideremos conveniente para nuestra vida. La ciencia representa una construcción teórica, elaborada con reglas bien definidas que solo permiten agregar a su cuerpo conocimientos justificables en su sistema[4]; por su parte la sabiduría es un conocimiento sobre la vida, que se forma de modo personal, e indica un camino vital (de ahí la importancia de la poesía y la religión, entre otras disciplinas).

El ser humano es de una enorme complejidad, y al reducirse su campo vital a un ámbito demasiado definido, limitado, en forma de teorías científicas (filosóficas), y tratar de dirigir su mundo solamente conforme a ellas, se sentirá inevitablemente vacío; de ahí la importancia de vaciar la taza repleta de teorías que pueden llegar a obnubilar nuestra visión.

Nos ponemos de pié, tomamos del asa al pequeño artefacto otrora foco de atención y elogios desmesurados, y rotamos la muñeca como si estuviéramos comenzando a darle cuerda a un reloj:

“Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.”[5]

Entonces la teoría y la vida (sabia) se entremezclan, dejándonos frente a un panorama dulce y más completo.



[1] Gonzalo Rojas. “cítara para el muerto” (fragmento). Antología del aire

[2] vid. Pedro Enrique García Ruiz. Filosofía de la liberación; Una aproximación al pensamiento de Enrique Dussel pp. 30-31

[3] vid. Luis Villoro. Creer, saber, conocer. pp.222-234

[4] Si bien la ciencia se aplica a la realidad, estas aplicaciones constituyen hechos aislado que inciden sobre una parte de la naturaleza, no un camino de vida capaz de dirigir al hombre.

[5] Julio Cortázar. “Instrucciones para dar cuerda al reloj” Historia de cronopios y famas

lunes, 3 de diciembre de 2007

La comunicación existente desde la sociedad imprescindible: generación mutua y coexistencia

Para discernir acerca de la existencia de la comunicación dentro de la sociedad, podríamos partir de la definición del concepto, sin embargo, de cierta forma detesto las arbitrariedades, por lo que sugiero únicamente, y recalco el adverbio, una noción del término: la comunicación es un hecho, no una actividad, una situación de implicaciones abstractas con posibilidades interpretativas: mensaje, emisor y receptor básicamente, pero por la participación de múltiples elementos en esta metáfora del canal no me detendré demasiado en detallarlas, esperando que en el desarrollo del ensayo se comprendan estos factores.

El sustento epistemológico para realizar este trabajo no está basado en motivaciones personales sino en un cuestionamiento planteado al principio del curso, cuyo final representa la realización de este texto, éste coloca dos premisas sobre las cuales discernir una respuesta: ¿hay comunicación sin sociedad? ¿Hay sociedad sin comunicación? Séame permitido dar mi postura para clarificar el contenido de los párrafos posteriores: ni una cosa, ni la otra. La comunicación como hecho, explicado como acción social, retomando a Weber, debe estar inserta en una relación emotiva, es cierto que mentes de ánimo confrontante podrían apelar a la existencia de la comunicación mecánica y la cibernética, sin embargo, no es posible pensar en la existencia de este hecho sin motivaciones previas, por lo que está presente en orden temporal, la emotividad primero, y lo mecanicista después de ésta. Con emotividad me refiero a todo el entorno individual-cultural que se refleja: sus necesidades físicas, mentales, hedonistas, etc. Y para aclarar la acción social, Weber dice que ésta “se orienta por las acciones de otros, las cuales pueden ser pasadas, presentes o esperadas como futuras” (18), por tanto, observando que una acción social (adjetivo derivado del sustantivo evidente: sociedad) sólo puede ser referida por medio de la orientación de acción individual por el actuar ajeno. Es cierto que puede no existir un intento directo de establecer el canal comunicativo, sin embargo, cabe recordar que la transmisión de un mensaje no únicamente está constituida por los sintagmas lingüísticos, sino también por los elementos simbólicos como imágenes y gestos corporales, al menos como objeto sujeto a posibilidades interpretativas que nos otorgan un esclarecimiento en base a esta actividad deductiva sobre cómo orientar nuestra conducta con respecto a la situación sobre la cual discernimos.

Quisiera comenzar de lleno el análisis o la justificación de mi respuesta en base a la idea de una comunicación existente sin sociedad en el momento en que se da en la interioridad del sujeto; para ello debo manifestar de entrada mi posición acerca de las comprensiones lingüístico-imaginativas, ámbitos socialmente aprendidos. Para este punto conviene mencionar las ideas de Schütz. Considero que la única manera que tenemos de comunicarnos en primera persona, es decir, con nosotros mismos, es a través del lenguaje y las figuras simbólicas, experiencialmiente adquiridas. El autor alemán habla acerca de la corriente de conciencia y la adecuación de nuestras vivencias y un acervo de conocimientos a nuestra conducta; si aprehendemos un lenguaje bajo el cual establecemos relaciones intersubjetivas, o primeramente mutuas de coexistencia, partiremos de este conocimiento para forjar nuestros pensamientos y el <> de los mismos. Lo mismo sucede con las imágenes; si recordamos alguna imagen es porque ya la vivenciamos, hemos tenido una experiencia sobre ella y un acto de significación, por lo que el reconstruirla en la mente nos representa una proyección conductual, aunque sea únicamente como nostalgia o anhelo.

Puede presentarse en este punto la suposición de la posibilidad de aprehensión autodidacta, si adaptamos elementos útiles dentro de nuestra individualidad independientemente del uso social, pero el hacer esto implicaría un alejamiento, un rechazo hacia la inclusión, sin embargo las cosas sobre las cuales ejercemos la actividad significante son, de facto, una producción social, y como tal, no pueden ser opuestas radicalmente a su uso y significado consensuado; sin embargo, no quisiera que se cayese en el absolutismo terminológico, con significado consensuado me refiero a un primer tipo de sentido, que bajo el mundo individual se transforma, o mejor, se adecúa al entorno propio de cada sujeto. Desde ahora debo manifestar mi rechazo al estructuralismo y los sistemas de explicación organicista de la sociedad. Aún así, comprendo, acepto y sugiero como referencia ineludible para los estudios sociológicos a esta corriente explicativa, incluso me quedo con una de las ideas de Parsons acerca de los sistemas simbólicos; “la acción humana es cultural, debido a que los significados y las intenciones relativas a los actos se constituyen de acuerdo con sistemas simbólicos” (16). La existencia de subjetividad está presente en esta teoría, aunque yo no quisiera ver que todas ellas están orientas necesariamente hacia el funcionamiento normativo, y menos dentro de un esqueleto auto-regulable. Pero para no perder el tema central acerca de la comunicación no ofreceré mis suposiciones en torno a esta parte del estudio. De hecho, puede notarse la presencia de una relación comunicativa entre los sistemas simbólicos y los individuos para orientar su acción; los primeros constituyen otro referente de conducta, comprendido, o impuesto por ciertos códigos, este referente es evidentemente aprehendido por los sujetos y, consciente o inconscientemente, orientarán este aprendizaje (como proceso observatorio, interpretable, comprensible) a la pertenencia de su entorno. Estos sistemas funcionan de la misma manera en que lo hacen las normas socialmente creadas. De hecho, la esfera pública se preocupa por llevar efectivamente al comportamiento individual esta normatividad, y las estructuras políticas “se interesan por la organización colectiva para el alcance de metas significativas para la comunidad…” (29); esto es sólo para reiterar la comunicación implícita del entorno complejo y amplio en el que existe un concepto abstracto, una idea moral no descrita pero manifiesta bajo la cual se pretende alcanzar un grado de convivencia dentro de la comunidad extensa. Aún reconociendo el estudio de Durkheim no podemos prescindir de la comunicación, pues si pensamos a los hechos sociales, alejados del poder coercitivo hacia el individuo, su existencia paralela implica ciertas conexiones que busquen un acuerdo y eviten una oposición dialéctica; un hecho social “si es general, se debe a que es colectivo, bien lejos de ser colectivo porque es general” (28), y aunque no deja de ser creado desde una totalidad pequeña o amplia, para resolver cualquier posible pensamiento acerca de una independencia aparentemente factible, habría que preguntarse ¿qué mantiene unidos a los hechos sociales dentro de un mismo todo? ¿Qué los orienta cooperativamente hacia el mismo fin? Mi respuesta somera sería: una comunicación jerárquica-administrativa, atendiendo a las ideas de Durkheim, que no comparto del todo, pero de tratarse la sociedad de un sistema así, la comunicación se daría de esa forma.

No puedo imaginarme qué tan factible sea la comunicación interna en un sujeto completamente aislado desde su nacimiento de todo contacto social; quizá pueda desempeñar elucidaciones en base a imágenes, pero con el tiempo, supongo, realizaría acciones meramente mecánicas en las que por pura experiencia incapaz de trascendencia, sabe que éstas le darán un resultado, y cuando se presente una nueva situación, muy probablemente se verá él inútil porque ese momento ha salido de los límites de su mundo actitudinal.

Esclarecido, según mis expectativas, el asunto sobre la imposibilidad de la existencia de un elemento, comunicación o sociedad, sin el otro, paso ahora a la explicación de los esquemas comunicativos, o de los acercamientos comprensivos, aprehensivos y significantes de los individuos. Yo también comparto la existencia de un mundo relativizado, a pesar de los acuerdos comunes para la coexistencia. Von Glazarsfeld diríamos, se despide de la objetividad, dejándonos a los lectores la invitación de hacer lo mismo. Diremos que para conocer hace falta también una relación comunicativa, o quizá varias: desde la orientación no percibida por el sujeto de la normativa y los paradigmas interpretativos, conductuales y epistemológicos, luego en los afanes de interpretación motivados por los intereses personales; de hecho el autor menciona que las representaciones no vienen de los objetos, sino de las ideas en torno a ellos, ideas que son formadas desde un entorno cultural de diferentes magnitudes según el alcance que tenga el individuo en la amplitud de los círculos de este tipo. Y posibilidades de acercamiento al objeto que no se presenta en sí, sino como un aparente-sí-mismo, aunque podríamos argüir que sí tiene existencia en-sí para cada perspectiva, y que aún así puede irse reconstruyendo.

A pesar de esto, tampoco podemos creer que el individuo acepte sumisamente la dominación discursiva-cultural; desde la escuela de Frankfurt sabemos que los mismos estudios sociológicos puede bien ser instrumentos emancipadores o justificantes para el discurso dominante, pero más allá de esta interpretación hacia las intenciones de la investigación, es plausible suponer que adaptamos las palabras o el lenguaje al sentido creado desde la individualidad. Y crear este sentido, al menos social, parte de una comprensión intersubjetiva desde el modelo lingüístico de Habermas en el que podemos reducir de alguna manera al mundo a explicaciones desde el lenguaje, y entenderlo en base a éste, para así acercarse a “la posibilidad de llegar a un consenso sin coacciones acerca de la legitimidad de la pretensión de que se trate” (50), el consenso llega casi por inercia, aunque en un ideal bastante lejano de una intención incondicional de intercomprensión.

Morin y Bourdieu ya suponen de entrada una comunicación o injerencia de un ámbito cultural, por tanto no cabe una gran explicación de ambos, únicamente podemos distinguir dos observaciones: una que explica el carácter autodeterminativo individual y otra que lo hace acerca de una imposición cultural cuasi-dogmática. Bourdieu distingue a las clases sociales y sus influencias, y supone para las élites la creación de las referencias artísticas y de un tipo ideal de vida, mientras que Morin se muestra más optimista en las posibilidades del sujeto de destilar la influencia cultural de su propia orientación ética.

Por tanto, reitero la inexistencia de comunicación sin sociedad, ni de sociedad sin comunicación, y basándome en la relativización también supongo la diversidad de tipos de comunicación con respecto a la diversidad de sociedades, y de sociedades con respecto a la diversidad de tipos de comunicación; de hecho en el título ya había indicado la característica co-generativa en esta relación comunicación-sociedad. Si atendemos a las épocas hipermodernas y al fenómeno de globalización, también es factible pensar que una comunicación se transmuta a otra sociedad distinta, la regenera; y de la misma forma una sociedad puede adquirir, por procesos de expansión o de algún otro tipo que en este momento no podría definir, ciertos requerimientos por la instrumentalización o implementación de elementos no considerados en los viejos códigos, obligando a éstos a renovarse. No hay por tanto, la posibilidad de pensar un elemento sin el otro.

Bibliografía

· Bourdieu, Pierre. Sociología y Cultura. México: Grijalbo CONACULTA, 1990.

· Durkheim, Emile. Las reglas del método sociológico. México: Pretia Editora, 1989.

· Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa: Complementos y estudios previos. México: REI, 1993.

· Honneth, Axel. “Teoría crítica” en La Teoría Social hoy. Anthony Giddens, Jonathan Turner et al. México: Alianza Editorial CONACULTA, 1991.

  • Morin, Edgar, “Cultura y conocimiento”, en Watzlawick Paul y Meter Krieg, (2000), El ojo del observador: contribuciones al constructivismo, Gedisa, España, pp. 73-81.

· Parsons, Talcott. La Sociedad. México: Editorial Trillas, 1983.

  • Von Glasersfeld, Ernst, “Despedida de la objetividad”, en Watzlawick Paul y Peter Krieg, (2000), El ojo del observador: contribuciones al constructivismo, Gedisa, España, pp. 19-31.
Weber, Max. Economía y Sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, 1977.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Mano con pétalos


Soy pésimo para los títulos, odio caer en ese vicio nominativo de los artistas conceptuales pero la foto necesita uno para la entrada...

Tardío atentado de respuestas

Es cierto, la inactividad ha durado bastante, esto debido a ciertos factores que consumían el tiempo de estos escribientes (y no escribientes en el sentido literario, sólo en cuanto a actividad). Pero aquí traigo un nuevo atentado de respuestas, que quizá se noten un tanto vacías, aun los efectos de la presión y uno que otro cliché emocional se verán reflejados.

Pink Martini: ¿En qué momento se dio la revolución sexual? Habría que ver a qué te refieres por revolución sexual. Puede que se haya dado, puede aun que no. Como sea, digamos que es un proceso paulatino, incompleto. Pero si quieres la respuesta menos estándar, tal vez fue cuando se creó la ropa multicolor, símbolo de lo que llamamos "la libertad sexual".

Joe Martini: ¿Papá, qué es el sexo? Nada, un mito urbano que gira en torno a las gónadas, el erotismo y las enfermedades venéreas. O eso le sugeriría de respuesta a tu padre.

Pópol Blues: ¿y del buen george y los nahuales que perseguian aquellos intrinsecos mosquitos de felpa? George es la figura imaginaria que se discurre en la mente de dos sujetos en la casa de otro al lado de un teléfono de antaño y una mala muestra de histrionismo. De los nahuales no sé... alguna vez vimos uno que llegó a resguardar la soledad del grupo sentado en la banquita que propiciaba discusiones estéticas a las dos en la madrugada y un clima muy frío y, para variar, dos no fumadores y otros dos que sí lo eran sin cigarros. Lo seguimos viendo durante algún tiempo más, pero ahora no podría asegurar que se encuentre entre nosotros.

Vlad: (Resumiré a una tu pregunta)
¿No es una falta de responsabilidad social el leer las portadas de los periodicos solo para averiguar los resultados de futbol? A mi gusto, y desde mi perspectiva pseudo-científica, sí lo es. Así como soy, sujeto medio interesado en la política y desgracias sociales, que además odia al futbol por considerarlo dentro del discuros de al pueblo pan y circo, diría que sí. Sin embargo, el futbol cumple una función bastante interesante en la vida cotidiana, pero no entraré en ese tema. Como sea, te diré que desinteresarse por otro aspecto que no sea futbol, sí considero, es muestra de irresponsabilidad, después de todo, lo que pase en donde te toca vivir también repercute sobre ti.

Guillermo: ¿
he notado cierta inactividad en el responder de las preguntas. ¿A qué se debe esta situación? Ofrezco disculpas por este período de nula actividad. Ciertos trabajos nos han mantenido ocupados, pero pronto volveremos al posteo acostumbrado. Gracias por el interés de seguirnos leyendo a pesar de la falta de novedad.

Esperamos volver pronto a una constante publicación de entradas. Pregunten lo que quieran preguntar, podemos asegurar que esta vez no retrasaremos las respuestas.