jueves, 13 de diciembre de 2007

Pequeñas y absurdas cavilaciones

Empezamos con propósitos, el viejo costumbrismo, las uvas, los colores, los rituales de buena fortuna. Quizá mi objetivo sea desencadenarme de tu cintura, curiosamente, destruir la atadura que yo mismo creé. Tú la ignoras por supuesto, pero sientes que algo me mantiene junto a ti, bueno, es cierto, algo me mantiene junto a ti, no es tu imaginación. Todavía lo decido, días antes de visitarte, de la fatídica fecha que es un umbral ya conocido, por supuesto para quienes, cristianos o no, tengamos este calendario que ya jugó alguna broma en la historia y tuvo que ser reajustado para evitar confusiones posteriores o pensamientos que remitan a ideas apocalípticas. Como decía, aún lo decido, y tú no sabes qué me mantiene junto a ti, yo apenas lo vislumbro, desde mis perspectivas fatalistas, desde mi capricho por tenerte cerca, desde el montón de ángulos que podrías suponer, o que el amable lector, no sin fastidio, pensará que me agobian. Y mira que tendría que ser muy amable para leer tanta cursilería apilada letra sobre letra. En realidad mi estilo se ha vuelto tan monótono que no he podido escribir de manera diferente a lo que he demostrado en estas líneas anteriores y que, probablemente, apreciarán en las que siguen.

Quisiera dejarte, pero no puedo, lo que me dijiste en el encuentro virtual no ha podido abandonar mi cotidianidad reflexiva, aunque no es lo único que me consume, trato de devorar algunas palabras traducidas del japonés al español: Crónica del Pájaro que da cuerda al mundo, no podría decir qué me parece el libro, todavía no lo termino y tengo una sensación de cierto vacío, esperemos que mejore al finalizarlo.

Los adornos me esperan para ser colocados, es tan molesto, personalmente no adorno, pero tengo que atenerme a las costumbres familiares.

Otro costumbrismo, hiperconsumismo, individualismo, falsa filantropía, después de todo de eso se trata el vender. Mientras, por supuesto, espero algún obsequio.

Pero ya volví este texto hacia la multitud de pequeñas y absurdas cavilaciones y dejé la “supuesta carta anónima de Tahuantinsuyo hacia la persona anónima de (…)” (cit. en Mente poco interesante, Tahuantinsuyo ep. 15). No sé si vale la pena continuar con eso. Tal vez te lo comente personalmente.

¿Cómo van las fiestas decembrinas? EN el país (México) ya se respira el intercambio monetario, la necesidad de poseer, posEER, POSEER. Mientras tanto, yo sigo caminando, no por parecer alejado del vicio adquisitivo, sino por cuestión de recursos. Saludos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hola, al leer tu texto, coincido contigo en el hecho que las empresas se aprovechan de nosotros, disque ofreciendonos momentos de felicidad comprando objetos para los demás y recibir a cambio un obsequio también, sin embargo al llegar al final de un año más nos viene la parte reflexiva de que tanto hicimos o que tanto no hicimos de las metas que nos planteamos y nos damos cuenta de que solo vivimos atados al exterior y que no tuvimos tiempo para mirarnos a nosotros mismos.

Creo que en estas fechas nos meten en la cabeza que es tiempo de felicidad y de alegria, cuando en realidad la gente se siente infeliz.
La felicidad no es recibir un regalo, es poder ver que aun estamos con vida, que aun respiro, que si es real que hay problemas, pero esos problemas ¿como los quiero vivir?, sumergido en el dolor, o poder hacerles frente.
La navidad un cuento hecho por hombres, cuando realmente su significado es algo tan distinto, el nacimiento de jesus para los que creen y para los que no, solo un año que pasa, sumergidos en la monotonia de cada año reuniones, borracheras, haciendose los felices cuando por dentro ahy un mar de lios, recuerdos de gente que nose ha visto, gente que ya murió, recuerdos y más recuerdos y la vida se va en ello.

Tahuantinsuyo dijo...

"Recuerdos y más recuerdos y la vida se va en ello" Tienes tanta razón. Es horrible ver cómo medimos una relación funcional en base a cuánto recibimos y a cuánto damos (materialmente).
Gracias por comentar, nosotros vivimos de los comentarios.

Adolfo Calatayu dijo...

Qué bien escribís compañero,y qué blog interesante tenés,me alegro de haber pasado por tu casa.
Un abrazo

Anónimo dijo...

De nada, sus escritos son buenos, son formas de pensar y mirar el mundo, por lo que ustedes muestran un tanto de lo que ay en su interior.
yo como comentarista y ustedes como escritores se hace la retroalimentación, después de todo la vida es aprendizaje, un proceso que va siempre hacia adelante y no se detiene, por lo que al hombre no se le puede ver desde una visión, porque es un todo que lo componen partes como percepciones, sentimientos, pensamientos etc que comforman el ser, y cuando se toca alguno de las partes del ser nos hacen vivir.
saludos.