miércoles, 25 de junio de 2008

Pensemos en la caída, por dejarse ser más cercana al olvido que a una fulgurante consolidación de su cenit: "Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aire o en luz [...]".

-Tenemos entonces dos ojos que nos observan derramando todo su dolor como dos clavos eclosionando magnetismo, desplegando ecos como flores guiadas por un mandato primaveral de colores pétalos arriba- dice mientras redondea sus labios con el tacto cálido de una lengua del tamaño justo para cavar en la arena.

-Lo se, pero no podemos guiarnos por las apariencias- respondo, como quien habla con una sombra para precisar su densidad, para contrastar el terrible volumen de fantasma flotando en torno suyo.

Ambos espacios se juntan en una danza de silencios, que se retan a torres de humo. Grandes felinos asechando a su presa, olvidados por completo de su propia vulnerabilidad.

jueves, 19 de junio de 2008

Escucho pequeñas caidas e intento improvisar o pensar
nunca antes había faltado tanto para que los huesos soldados con músculos y carne se inflamaran mientras mastico
que es un decir, pues realmente nada ocurre
hoy el fútbol entregó un partido memorable
-pobre Portugal, triste desenlace-

así hago un autostop entre posts y sustraigo un estrato más mundano de los dias
el pasto en el patio va creciendo con la velocidad del fluor
los pequeños perros mascota aprenden a usar el destapacorchos
el agua con que preparo café cambia de estado sin señalar su linea de escape

antes o después las vacaciones pasan tranquilas en San Cristóbal

la familia está cerca y muchas cosas felices parecen estar cercanas en tiempo

abriendo la piel cursi se transita en la cascara de naranja y no hay modo de contener el desgaje
buena estancia, pronto regreso

ahora a aguardar el croacia-turquía
prometedor como la borrachera de absenta

martes, 10 de junio de 2008

Siod, una primera aparición


Observando todo desde el privilegio de su ubicuidad de titán, Siod mantenía contacto con la tierra, el mar y el cielo, en esa labor suya de sostener el mundo para que no se desmoronase a la menor intempestiva de cambio. La imagen que lo pone tomando precariamente los pliegues de cada interfase en un esfuerzo desesperado por mantenerlos en contacto, corresponde a las elucubraciones de un poeta, mas que a a la realidad, pues la acción siempre había estado automatizada por motores de vapor y piececillas hidraúlicas, como antelación perpetua a la revolución industrial.
Regularmente debía inspeccionar el cuarto de maquinaria para aceitar los engranes chirriantes, dar unas cuantas vueltas de tuerca a los tornillos de distinto calibraje verniere, y comprobar como última acción necesaria el color exacto de las hojas de fuego que caían con el aspecto reptante de estrellas por la repisa del televisor; si una insinuaba un tono fuera de lo esperado, era menester extraerla del cubo con ayuda de unas pinzas, para evitar el contagio desequilibrante.
Era incapaz de pronunciar palabra alguna, no por falta de las partes físicas necesarias para que su voz resonara verticalmente con gruesa amplitud o por desconocimiento del idioma, si no, por haber perdido la lengua en un juego de Cartas con Trinidad. El apostó tal trozo de sí contra la libertad de la entonces joven e inefablemente bella Terrestre.
Durante sus ratos libres, que aparecían a intervalos cambiantes indicados por una especie de previsión confundible con sentido común, se dedicaba a leer el cien años de soledad de García Marquez, con el que soñaba la vida de un habitante común del mundo. Como Asterión, su destino estaba sellado y solo la muerte podría liberarlo; Esperaba con impaciencia el momento de su último respiro para encaminarse al apacible descanso de la inconciencia.
Todo lo que recordaba es que un día había aparecido ahí, encargado de la labor que arrastraba con sus pesadas piernas, como si el precio de la existencia fuera el mantenerla en avanzada.

viernes, 6 de junio de 2008

De otros recuerdos que vienen a cuenta de la lluvia

12X15 cm., una pequeña caja de regalo cubierta con papel azul-sólido: Bebo un vaso con agua (segunda adicción del día) antes de comenzar a trabajar con el hielo que brotará de los dedos y se plasmará inmortalizado sobre hojas de papel con alcances filosóficos –su aspiración a la vida que parte desde el blanco-.

Leer las noticias, escuchar la Guelaguetza directo en los oídos gracias a un par de mecanismos magnéticos que imponen un alcance a distancia; pronto el sabor de la comida llegará directo a las papilas gustativas.

Entre tanto pensar en los sueños de la última noche, voy aislando más rasgos decisivos:

1) La paranoia es una deliciosa institución que dota de movilidad y suspenso tanto a las películas como a las proyecciones imaginarias: a)efecto del café b)efecto de ver a la ciudad entera (su gente) convertida en rinoceronte –Ionesco- c) las dos juntas

2) ) Los gatos tienen más de siete vidas y dos ojos aguardando el fundirse con la suprema vigilancia del cielo: Luna que pare el partir mutuo de toda oscuridad tendida como enramaje.

3) La Ciudad respira y equilibra a la perfección su cauce de similitudes / transformaciones para adquirir toda particularidad digna de un discurso mental.

4) Patio Ofelia = retas de futbol.


miércoles, 4 de junio de 2008

Recuerdos: hace unos meses en la autoperplejidad

Al parecer el primer bocado del día corresponderá a un vaso de agua con avena. Esta idea constituye un terror para las madres preocupadas por incidir en la buena alimentación de sus hijos, disponiéndoles un balance nutricional que se vuelve difícil de proseguir cuando las distancias aumentan en cierto momento de inflexión vital caracterizado por la partida rumbo al lugar de estudios, o hacia el nuevo espacio donde el joven formula su hábitat independiente.

El proyecto se consuma; estoy sentado frente a la computadora escribiendo, mientras ingiero en continuas cucharadas la avena esponjada con la humedad embotellada que le he adherido. Es imposible no extrañar los desayunos caseros que mamá cocinaba con tanto esmero todas las mañanas, o los experimentos humeantes de padre salpicando de condimentado aroma la cocina, mientras la pequeña perrita de casa movía la cola esperando –sin saberlo- motivar con su expresión el acto de recibir de nuestras manos un trozo de carne, o verduras al vapor, que masticaba influida por los rastros olfativos de la preparación adyacente.

Es un hecho, desde el momento de despegar los pies de la casa, se inicia una travesía que se extenderá por unos meses, años, o el resto de nuestras vidas. Dicha variación necesaria comienza con la comida; Si bien la desidia o la llamada “falta de tiempo” son factores que hacen al universitario comer mal, no son esa clase de cosas conocidas por todos –precisamente por esa atribución de previsibilidad- el principal factor de sorpresa que se presenta en un desdoblamiento de hechos como el que me tocó vivir.

Habiendo nacido en San Cristóbal, y pasado la mayor parte de mí vida rodeado de una oferta gastronómica bien definido –el tiempo llenaría de cierto cosmopolitismo culinario la ciudad, pero eso no amortiguó lo inesperado de lo que encontraría en el DF-, donde el agua de chía representaba una delicia fresca los fines de semana en que viajábamos a Tuxtla haciendo escala en Chiapa de Corzo, la sopa de pan el manjar de las fiestas de las tías de Real de Guadalupe, y el arroz con plátano parte de la comida habitual que abuela nos cocinaba en su casa, no podía estar preparado para lo que inefablemente aconteció de modo palpable desde los primeros pasos entre las calles, el metro, y la escuela: Puestos donde señoras sentadas al lado de cómales vendían quesadillas

-me da una quesadilla, por favor- inocente primer acercamiento

-¿de que la va a querer?- responde la señora, experta en su labor

-de eso que luce gracioso, es… ¿huitlacoche?-

El comestible deseado sale, pero no es lo esperado, había que pedir una “quesadilla con queso y huitlacoche”, para que la preparación se ajustara a lo que tenía en mente. Los pambasos, los tamales fritos, las tortas de tamal, los tlacoyos –mis favoritos, sobre todo de requesón o haba- etc. conforman historias paralelas que articulan el encanto hacia lo nuevo que remite a la vez con nostalgia al mundo hecho, ordenado y predispuesto, que teníamos en casa.

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Publicado en el semanario "Real Jovel" el més de Marzo