miércoles, 25 de junio de 2008

Pensemos en la caída, por dejarse ser más cercana al olvido que a una fulgurante consolidación de su cenit: "Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aire o en luz [...]".

-Tenemos entonces dos ojos que nos observan derramando todo su dolor como dos clavos eclosionando magnetismo, desplegando ecos como flores guiadas por un mandato primaveral de colores pétalos arriba- dice mientras redondea sus labios con el tacto cálido de una lengua del tamaño justo para cavar en la arena.

-Lo se, pero no podemos guiarnos por las apariencias- respondo, como quien habla con una sombra para precisar su densidad, para contrastar el terrible volumen de fantasma flotando en torno suyo.

Ambos espacios se juntan en una danza de silencios, que se retan a torres de humo. Grandes felinos asechando a su presa, olvidados por completo de su propia vulnerabilidad.

2 comentarios:

Adolfo Calatayu dijo...

Creo que todo es apariencia (gracias Berkeley),y ya lo dijo tu compatriota Castaneda no? "lo que nos rodea afecta nuestros sentidos,esa es la parte real; lo que es irreal es lo que nosotros PERCIBIMOS como lo que nos rodea"
Abrazo grande amiguito.

Anónimo dijo...

Sobre responder encuentro algo de gracia... y la casita de ratón impávido frente a un gato en el silencio.