domingo, 2 de marzo de 2008

Cómo fumar sin parecer adicto

  1. Mirar distraído hacia cualquier lugar mientras se enciende un cigarrillo colocado cuidadosamente por un lado de mi boca.

Es curioso, porque esta actividad nació en mí como una necesidad de mantener ocupadas mis manos en ausencia de música sobre la cual llevar el tiempo con los dedos, o de un libro para sostener y cambiar de hoja. De hecho, es probable que únicamente la haya cultivado por no sentirme inútilmente parado en un lugar cualquiera. La reflexión no es una actividad evidenciable, y hacerla en voz alta de forma solitaria es algo que bajo un consenso social se ha denominado locura. Por tanto, recargarse inocentemente sobre una pared, cruzando un tobillo sobre otro, y agregarle a este ritual, un cigarrillo encendido entre los dedos, da un aire de nula ociosidad, como una especie de relajación posterior a una intensa actividad, una espera bien sobrellevada o hasta cierto grado de importancia, sobre todo si se hace de manera solitaria.

  1. No revelar el gusto por el humo en los pulmones. Deje que los otros lo deduzcan.

Pero siempre he tratado de evitar en esta actividad una adicción; no quisiera perder esa forma discreta de intoxicarme tomando cada momento como motivo para realizarla. Entonces alguien dirá que a) debe fumarse cuando se juzgue una situación como elegante, o b) hacerlo en cualquier momento que no requiera una causa definida, pero ésta debe siempre parecer significativa. Sin embargo, esto parecería alcoholismo juvenil, por tanto, los motivos, aunque muy diversos, deben estar bien distribuidos según horas, dentro de temas de conversación ajenos a la nicotina y la dependencia, quizá el frío, el hambre, Joyce o, también es permisible abordar esa incontenible necesidad de Lezama Lima de mostrar el puro en la fotografía.

  1. Olvide esas horribles competencias discretas de ser el más grande fumador.

¿Qué hay de útil en demostrar que fumo más que otro? ¿Es acaso otra de esas formas inventadas de denotar virilidad? Esto, entonces, sería una marginación de género insoportable. No, no es necesario mostrarse como un asiduo fumador… o fumadora. El cigarrillo forma parte de mí como mi gusto por la música no-comercial, podría decirse. Alguien que quiera notar la gran cantidad de humo que invade mi interior constantemente lo hará, pero no hace falta que se lo mencione.

Y mientras tanto, parece ser que este sujeto se consume, se consume. Pero cada quién encuentra su límite en las fronteras de lo intangible, de las necesidades de mantenerse y sentirse con vida de alguna manera, observando a través de una cortina semiopaca un mundo diferente, más etéreo, que lo invita a uno a jugar con la penumbra luminosa, a adivinar las formas de los objetos, mientras en un sillón nos desmoronamos y nos barre finalmente el viento.

¿Por qué no recordar a Eliot? Nos arrastra el aire hasta un lejano jardín, esperando a que nuestro cadáver comience a germinar.

4 comentarios:

Adolfo Calatayu dijo...

*Cafetín de Buenos Aires

Música: Mariano Mores
Letra: Enrique Santos Discépolo

*De chiquilín te miraba de afuera
como a esas cosas que nunca se alcanzan...
La ñata contra el vidrio,
en un azul de frío,
que sólo fue después viviendo
igual al mío...
Como una escuela de todas las cosas,
ya de muchacho me diste entre asombros:
el cigarrillo,
la fe en mis sueños
y una esperanza de amor.

Querido amigo: aquí le paso la letra de un "gotán" famoso de mi país,y,aunque no comparto su placer,igual lo entiendo.
Un fuerte abrazo

Tales de Mixcoac dijo...

Bastante bueno. Creo que se ajusta muy precisamente a todos los colegas que van dando vueltas por ahí, tratando de subrayar la importancia de su acto, o sencillamente conciliando la satisfacción de una autarquía nebulosa.

Saludos

Tahuantinsuyo dijo...

En realidad el cigarrillo no me produce placer, de hecho, esta actividad no es parte de mí, pero quién escribe a veces no soy yo, tú entiendes, estimado amigo Adolfo, que algunas veces nuestro cuerpo es un móvil de muchas cabezas que escriben.
Gracias por esta letra y por seguir visitándonos. Saludos

Juan Carlos Cabrera Pons dijo...

¿Por qué no recordar a Eliot?

El compañero Tehuantansuyo parece conocer mucho la mentalidad de un fumador común. Algo bueno tenía que venir de los hambientes poblanos.