sábado, 22 de marzo de 2008

Desde lo que yo, particularmente siento. Una breve faceta pseudo-romántica

Creo que si tu incapacidad por entender que la ausencia de tu voz transfigurada en sentimientos se extinguiera, las sonrisas serían más frecuentes, o al menos más sinceras. Es una molesta necesidad asomar la mirada constantemente para buscarte, o dirigir el oído al viento esperando un murmullo conocido, pero a pesar de todo resulta placentera, casi benévola, creadora de imágenes, de lagunas proyectadas en las cuales sumergir el rostro para observarnos juntos en una sensación táctil, un imperturbable deseo.

Pero tu voz no siempre me acompaña, tu recuerdo lo hace aún menos, debo crearme la ilusión de que me otorgas libremente tus labios. En casos de mayor tristeza, supongo panoramas que nos alejan, que te revelan un mundo en el que no estoy.

Y no nos acompañamos.

Y aún así tú sí estás.

Como imagen

como recuerdo

como tragedia

creas la nostalgia que absorbe lo infinito

curas con tu ausencia la ceguera literaria del hombre que, con presunción, te busca entre las palabras, creyendo que alguna tocará tu mejilla, volverá tu mirada interna hacia él y (tan sólo eso basta), una sonrisa y dos palabras lo atraerán hacia ti de nuevo.


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