viernes, 14 de marzo de 2008

Un instante

Acostado miro al cielo con los ojos entornados. En la espalda se siente la leve presión del pasto, como pequeñas texturas de contacto. Una nube gorda, como una piñata apunto de reventar por la presión ejercida desde su interior por un cúmulo de dulces que se va multiplicando, pasa por un costado de mi campo de visión, justo en la zona más blanquecina del azul, donde las estrellas comienzan a insinuarse en la impresencia de un naciente rojo.

Sundown dazzling day
Gold through my eyes
But my eyes turned within
Only see
Starless and Bible black[1]

Apacible y nostálgico; profundamente ensimismado para dejar a la espalda crepitar contra las hojas que la golpean en la base del cuerpo. Veo el desfile de cientos de cúmulos de agua, siguiendo el tiempo.

Un pensamiento llega de golpe a las raíces del habla: Decimos tiempo, pero al parecer no es más que una dependencia de la materia: El movimiento de la materia que marca el tiempo.

Un estornudo recorre una gran distancia. comienza a hacer frío y lo que respiramos se enrarece con la humedad y las partículas que fueron suspendidas por las familias y corredores niños en un día de campo donde seguramente los sándwiches y retas futboleras marcaron en el memorioso bloque de cera los rasgos de esta fecha. No puedo evitar pensar en Funes, y en su fallido intento de sustituir la numeración decimal por una instanciación simbólica en la que cada número fuera elevado al estatuto de referente unívoco emparejado con una imagen super-determinada; análogamente el tiempo sería una sucesión indefinible de figuritas encadenadas por la memoria, pero imposibles de reestructuración y abstracción, para lo cual se requiere el olvido.



[1] King Crimson Red: Starless

1 comentario:

Adolfo Calatayu dijo...

Asumo que el tiempo también es eso:unas nubes vagando sin ton ni son,los sandwiches,funes,las pelotas de fútbol,corpúsculos de agua en el vértigo absoluto del sin sentido ya que,aunque lo tenga,cómo lo descubrimos?
Un abrazo,querido amigo.