miércoles, 26 de marzo de 2008

Constante derrumbamiento

El alba viste una máscara apacible
una cortina de tenue color naranja
falso cobijo de las horas posteriores.

“Invítame al laberinto irresoluble
Para dejar los ánimos en mis huellas
Regresar a ellas y crearme la nostalgia”

Pero el preludio nocturno no responde
Mi petición sólo escucha el silencio
Y temo entonces el amanecer inminente.

Vuelvo los ojos más allá de mi mano
La parsimonia con que se tiñe el cielo
No transforma el temor en costumbre previsible.

“Silencio
Viejo y gastado silencio
Ausencia que llena en cada instante.”

Es mi pequeño escape al olvido
A la secuencia visual que me pierde

“Eclipsa la reminiscencia hiriente
Deja en el tiempo la causa nula
Hasta verlo como salida evidente”.

2 comentarios:

Adolfo Calatayu dijo...

"Invítame al laberinto irresoluble
Para dejar los ánimos en mis huellas." Me semeja una genialidad,querido amigo.
Un abrazo desde el sur.

Cecilia Gauna dijo...

mirá me costò la primer lectura y voví a arremeter, entonces.. tu poema me hizo sentir que el amanecer es solamente y nada más que humano.
un beso
ceci