lunes, 5 de noviembre de 2007

Lecciones sobre una fundamentación de la sociología en términos de teoría del lenguaje, un breve ensayo sobre Habermas

Lo primero que trata Habermas en estas conferencias es la noción de ““sentido”“ dentro de la sociología; para él no existe una intención pura del hablante, sino que éstas deben encontrar expresión en una forma simbólica (20), que en su estudio es principalmente el lenguaje, y permitir, con ello, una distinción entre acción y comportamiento. Un comportamiento puede decirse que viene dado desde la naturaleza como forma de adaptación al entorno, y una acción está dada por la existencia de un comportamiento que cumple con ciertas reglas y normas que “rigen en virtud de un significado intersubjetivamente reconocido” (21), sólo las acciones son intencionales y a través de ellas puede comprenderse una norma, que es otra distinción después de la realizada entre comportamiento y acción: observar regularidades comportamentales y entender acciones; “ver” o “percibir“ una acción implica siempre la comprensión de una norma (22-23).

Cada sujeto conoce, aun de manera inconsciente, oraciones correctamente formadas desde un punto de vista sintáctico, “este saber (…) constituye la base experimental sobre las que han de apoyarse las teorías de la acción” (24). Las hipótesis generadas deben basarse en una realidad objetivada por la intersubjetividad, y ser además, operativamente eficaces dentro de esta realidad y dentro del juicio implícito de cada sujeto, porque de esta forma permiten su explicitación (manifestación observable-entendible).

Básicamente, lo que propone es llegar a una explicación de cómo se construye o cómo se da la sociedad, pero para ello primero hace un análisis de las relaciones entre sujetos. Distingue las acciones con arreglo a fines propuestas por Weber como determinadas por fines instrumentalistas, racionales o de los dos tipos, y son realizadas por lo que podría llamarse los valores, “la acción estratégica –la que fue distinguida como instrumental-racional– (…) sólo resulta de una deducción efectuada con ayuda de valores y máximas” (27). Habermas distingue una acción comunicativa, entendiéndola como “una interacción simbólicamente mediada” (27), este tipo de relación forja una personalidad, que a diferencia de las del tipo orientadas con arreglo a fines, permiten construir un comportamiento y no sólo resolver problemas.

Existen diferentes teorías generativas de la sociedad, Habermas enuncia diversos modelos, el primero expresa la construcción de una imagen del mundo a partir de las operaciones de un sujeto, esta imagen orienta las acciones (31). Yo quise expresar esto de forma un tanto más esquemática:

Operaciones del sujeto ------> Construcción de un referente (imagen) conductual----->

Generación de la Sociedad y sus normas

Los siguientes dos modelos son una explicación más bien de tipo estructuralista, que sostienen la existencia de reglas exentas de toda actividad del sujeto, sin embargo, la debilidad de este sistema, consiste en la necesidad de hablantes suficientemente competentes para cumplir con la normativa impuesta (32). En este caso las reglas constituyen a la sociedad y a los sujetos.

Por tanto, Habermas propone un modelo de la comunicación lingüística cotidiana que corresponde a la generación de situaciones en base a la intersubjetividad del entendimiento (32). Estas reglas van más allá de la constitución del juego de roles, pues dentro de ellas, a pesar de que existen exentas del sujeto, permiten una creación de formas simbólicas que permiten el surgimiento de sujetos capaces de lenguaje y acción (32). Los nombres que Habermas da a estos modelos son, en el orden en que están expresados: Teorías de la constitución de la sociedad, Teorías sistémicas de la sociedad (segundo y tercer modelo) y Teorías de la sociedad planteadas en términos de comunicación.

La sociedad se conforma desde dentro por procesos de conciencia que han constituido previamente desde el sujeto una naturaleza que posibilita ciertas experiencias, “el mundo preconstituido que las ciencias sociales han de reconstruir para poder explicar los procesos sociales es la esfera de la experiencia precientífica y de la práctica de la vida cotidiana” (36). Vemos entonces que no sólo logran constituir al sujeto y a la sociedad, también sientan ciertas bases o paradigmas de estudio de la misma. A partir de esto Husserl funda su fenomenología.

La comprensión de los sujetos, su interacción y ubicación cognitiva-experiencial dentro de la sociedad está ligada a la corporeidad y su percepción de espacio-tiempo, además, esta experiencia se forma también “en conexión con actitudes afectivas, intenciones e intervenciones prácticas en el mundo objetivo” (39). Pero, para hacer un paréntesis en tanta explicación, es necesario mencionar que una perspectiva científica no puede entenderse como una explicación también exenta de una regulación social, es, evidentemente, una actividad de intenciones preconstituidas, y por tanto, resulta necesario más que una comprensión fenomenológica particular, una teoría de la vida que incluye una teoría de la constitución de la sociedad “como región o parte de lo que Husserl llama ontología del mundo de la vida” (40).

Volviendo a la explicación habermasiana de la constitución de la sociedad y los sujetos, habíamos dicho que plantea una comprensión desde los juegos lingüísticos, retomando a Wittgenstein (pero esto lo trataré más adelante). Las acciones del sujeto están dadas también por una proyección[1] de la actividad cumplida, pero la primera importancia que radica en estas acciones no es la explicación de cómo se desempeña este acto reflexivo (a la manera en que Schütz lo hace), sino el sustento para la teoría que fundamenta su explicación en el lenguaje. Esta proyección está expresada en términos lingüísticos como forma simbólica y como intención con pretensión de validez. Estos actos, dirigidos a hechos, son llamados ““actos dóxicos”“ por Husserl, y no están dadas hacia un cumplimiento individual, sino a uno colectivo: “la posibilidad de llegar a un consenso sin coacciones acerca de la legitimidad de la pretensión de que se trate” (50).

Ahora surgiría una interrogante que podría partir de lo que parece una contradicción: una intersubjetividad, la existencia necesaria de un consenso, pero la ausente explicación o comprensión del otro; ¿cómo se integra o se ve al otro desde el yo?

Paradoja:

Por un lado, soy yo el que constituye al otro como elemento de mi mundo, pero, en tanto que otro, no me puede estar dado originariamente en las operaciones constitutivas que él ejercita, como tendría que ser en principio posible si el otro fuera en verdad algo constituido por mí (51).

La mutua comprensión se da por un mundo objetual común para el yo y el otro, y la constitución del otro está dada por el mismo entorno, ya que uno como yo, infiere ciertos elementos constitutivos para sí y que pueden aplicarse para el otro. También se supone cierta interioridad para el otro a través de la observación de sus manifestaciones corporales, esto se da en base a nuestra propia experiencia, más o menos en la misma forma en que se adjudican las condiciones del entorno para la otra persona desde las que conocemos nosotros por percibirlas directamente; y después de suponer su interioridad, por esa misma transposición de elementos de nuestro entorno, podemos crear el mundo del otro por analogía con mi mundo (53). Para mí, como un punto que también sería interesante tratar, sugiero la existencia de prejuicios epistémicos (no de tipo moral) para la comprensión del otro, aunque también se da por esa analogía con mi propio entorno.

Otro punto que también se pudo notar ausente en la explicación anterior es la significatividad de la interacción comunicativa. Schütz dijo que esta interpretación del otro no constituye una comunitarización trascendental, porque ignora la responsabilidad constitutiva del yo para con el otro, “una experiencia comunitarizada intersubjetivamente en sentido estricto no puede pensarse sin el concepto de un sentido comunicado, ““compartido”“ por diversos sujetos” (57).

También hay una complementación a lo que había sido explicado de acción como seguimiento de normativas impuestas, también debe existir una conciencia que posibilite el autoenjuiciamiento de si efectivamente el actuar se da de acuerdo a las reglas, porque además no es posible seguir individualmente una regla; aquí Habermas recuerda a Wittgenstein cuando expone la posibilidad de que en el cumplimiento (o pretensión de) de la regla, un sujeto (A) pueda ser sometido a la crítica de otro (B). “El punto de esta consideración es que yo mismo no puedo estar seguro de si sigo una regla si no se da una situación en la que poder exponer mi comportamiento a la crítica del otro y llegar con ese otro a un consenso” (63). Esta posibilidad de crítica recíproca es lo que genera en el sujeto el concepto de ““regla”“.

La comunitarización mutua también se presenta a través de la proyección de los actos, su cumplimiento genera una explicación en términos lingüísticos y una gramática intrínseca en la conformación sintáctica. Sin embargo, ya como referente conductual y dentro de las experiencias, el conocimiento, o las prenociones permiten una intuición para ordenar la lógica de una secuencia, por ejemplo, sobre el comportamiento, o la manera de proceder en ciertas situaciones; el autor hace una analogía con las matemáticas y la explicación que se da de alguna regla, el alumno puede, observando y comprendiendo el funcionamiento de la misma, inferir el orden que se sigue sin necesidad de que el profesor se lo muestre.

Los actos están pensados desde ciertas pretensiones de validez. Habermas menciona cuatro: Inteligibilidad, Verdad, Veracidad y Rectitud. Básicamente recupera lo dicho anteriormente acerca de una claridad semántica para establecer una comunicación referente a una realidad objetivada, que debe mantener cierta coherencia con lo que se intenta decir y lo que se entiende o incluso de logra decir.

A manera de conclusión, podemos decir que la interacción de los sujetos es de tipo lingüística, con acciones orientadas a fines comunicativos recíprocos. La comprensión mutua se da por las manifestaciones corporales del otro y una suposición de la interioridad del que vemos como otro en base a nuestra propia experiencia, sin embargo, debemos además suponer que la constitución es de igual forma mutua, del yo para con el otro, y que debe existir una comunitarización por tanto, orientando nuestras acciones dentro de una normativa consensuada, aunque tenemos claro las reglas existen por fuera del sujeto según el paradigma de Habermas, el consenso es más bien dentro de los límites de si se cumple o no la regla, y no dentro de la construcción de la misma.


[1] Aquí hay advertir que no se caiga en la confusión o la idea de las acciones con arreglo a fines.

- Habermas, Jürgen, Teoría de la acción comunicativa: Complementos y estudios previos, Rei, México, 1993.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El lenguaje es esencial en el ser humano, pero no solo existe el oral, sino el de signos, morse, de humo, corporal etc que nos permiten comunicarnos con el otro existente he interactuar, en donde al escuchar al otro, nos vienen pensamientos de juicio y podemos identificarnos con el otro en muchos aspectos, pero indudablemente cada quien construye su mundo, tomando la decisión en donde quiere estar y con quien quiere estar, y hace o no hace determinada acción en determinda situación, ¿Entonces quien toma la rienda de tu vida? ¿el exterior o el interior?
Si tomaramos la fenomenología -ver el fenomeno tal y como es, sin juicios, ni pensamientos solo ver lo que esta tal cual ¿Entonces puedes diferenciar el yo-tu que plantea Buber???

Tales de Mixcoac dijo...

Queramos o no, siempre hay "interpretaciones naturales" adyacentes a la observación de un fenómeno. La distinción entre teoría y experiencia (empírica) es borrosa...

Anónimo dijo...

Yo creo que la teoria y experiencia, si se encuentran diferencias, ya que si todo lo que planteamos en nuestras vidas, las llevaramos acabo, las cosas serían distintas, pero lamentablemente muchas teorías se quedan en el verbo, pero en el acto se destruyen.

saludos tales de mixcoac

Tahuantinsuyo dijo...

Lo que se plantea aquí, evidentemente no es absoluto por la misma deficiencia de cualquier tratado sociológico o filosófico de no poder abarcar, por la diversidad de horizonte de intereses y complejidad de la "realidad", los aspectos fundantes de la subjetividad. Realizar una abstracción de las propiedades otorgadas individualmente al fenómeno, no podría permitir una diferenciación entre la ipseidad y otredad. La paradoja es que no existe ni un yo ni un tú si caemos en tal objetivismo, pues ambos percibiríamos mecánicamente lo mismo. Esto se puede ampliar aun más, pero lo dejo para las futuras contrarréplicas por cuestión de espacio.
En cuanto a la teoría, el acervo de conocimientos al que se refiere el texto es un conjunto de saberes orientadores de conducta, los incorporamos semi-conscientemente a nuestro desenvolvimiento actitudinal; recordemos que esto es únicamente en cuanto a nuestras posibilidades perceptivas experienciales, si hablamos de proyectos y actos proyectados no estamos desatendiendo a nuestra serie de conocimientos para lograr el fin, pero para ampliar este tema también espero contrarréplicas, sin embargo, Schütz es una buena lectura sobre el tema.

Saludos a todos los que deban ser saludados.

Anónimo dijo...

LEeré al tal Schütz, y creo que el hombre cuando percibe el mundo lo construye subjetivamente en base a su cultura, experiencia y aprendizaje, eso es innegable y es lo nos hace diferentes del otro existente, por ejemplo si tienes hermanos y viviste con los mismos padres no quiere decir que piensen igual o que construyen el mundo igual, cada quien lo hace ver distinto, hasta cuando alguien ve el mismo hecho todos dan una explicación distinta a lo que paso, similar tal vez pero no igual, por que cada quien dira lo que le hizo sentir, pensar o recordar.

Y si nos vamos a la antropología y nos vamos más atrás preguntaríamos ¿como el hombre pudo comunicarse con el otro? por lo que diría que sí ahy un yo y un tu, sin embargo estas diferencias son las que dividen a los hombres, por que pienso que la comunicación implica muchas cosas más.

Sin embargo el hombre aferrado a ideas o pensamientos, para el dia de mañana puede que ya no sean los mismos el chiste es estar siempre evolucionando, y no quedarse con la tecla pegada, por eso el fracaso de muchos paises que no salen de los mismos problemas, un claro ejemplo México.

saludos