lunes, 28 de enero de 2008

Del terror a las bicicletas de montaña

Los originales recuerdos de la infancia llegan a formarse ente brillos de cromado, y sonido de caucho rodando en las inmediaciones de la casa. Así la curiosidad que en principio irradia los parajes contiguos a la conciencia, transita sin obstáculo por el sistema nervioso en un viaje que la conduce a los rincones más alejados del centro encefálico, dejando en el camino centenares de nuevas poblaciones autónomas como producto de divisiones estratégicas con miras a la colonización total del organismo.

Al crecer, el niño tiene su primer encuentro con ese mundo. Un lenguaje que se ha ido desarrollando como actividad lúdica pasa a formar parte de la frontalidad con que manipulará de ahí en adelante su periferia. Es entonces cuando en medio del regocijo de unos padres orgullosísimos por la capacidad del menor para pronunciar oraciones simples que externan su deseo y ejecutan la distinción de parentesco con que sustantiva a cada uno de sus allegados, surge la primera pregunta insidiosa que hace prorrumpir en llantos a la madre, y enrojecer al padre: -¿Qué es eso?- inquiere el infante mientras señala al exterior directamente hacía un grupo de bicicletas de montaña.

El primer legado (descontando la información genética, que se conforma con la aceptación tácita de su designio) que se deja a los hijos, es un conjunto de nociones morales que lo acompañarán durante toda su vida: –el vehículo de la suprema bondad es un triciclo-



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Now playing: Pantera - Revolution Is My Name
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta la peculiar forma de escribir, pocas veces uno se topa con este tipo de escrituras y cuando sucede se disfruta de una manera peculiar e innolvidable.

Anónimo dijo...

los textos que escribes estan muy padres eres bueno, transmiten alegria por lo menos eso fue lo que me paso e hiso que regresara ami infancia.recordand todas las aventuras que vivi con mi biblicleta.