jueves, 9 de octubre de 2008

inlunación

Mira como rotan tus dedos. Es el primer infierno que traes a cuestas; además lo que se dice vivir hace tiempo que lo dejaste de lado, como si no fueras a volver después de aquel arrebatamiento en las entrañas que te dejó más seco que un galgo, nadamás fuistes a puerto Ángel, como bien precavió mi madre, y has regresado amedrantosito, esperando que te haga todos los mandados que dizque por que te duelen las tripas, que dizque te dio un aire canijo en el mero centro del ombligo mientras corrías desnudo por la playa, y mirá que la decencia es importante en esta familia, pero quien nos manda a criar bonitos como ustedes; pues mirá que en primer lugar el haber corrido con la luna llena fue un error, quizás uno costoso y finiquitorio, pero siempre un error pasable, pero el haberlo hecho desnudo te trajo la desvergüenza al vientre, insuflada por la sonriente luna que es un alcahueta de lo peor, que nadamás le pasa por asomo que algo está sucediendo, y rápido se jala un par de nubes para no dejarse ver, y en cuanto se entera que hay un escape, y le hace falta alguien el brillo para no perderse entre la espuma del mar, sale rapidísimo, amarrada a un cohete, y pronto esta cayendo todo esto. Pero mírate nomás como estás, te me estás muriendo por esa herida de amores impuros, y solo pensás en tu fútbol y en que vaya por las caguamas.

No hay comentarios: