martes, 21 de octubre de 2008

De una taquería junto al viaducto

La digndindad inductiva de los tacos al pastor nunca ha sido puesta en duda. La tela del juicio es probablemente el mecanismo más directo para ocultarnos debajo de la asamblea frente a la que comparecen esos datos sensuales que aspiran a ser nombrados como fiables.

Con la piña coronando una anatomía abundante en proteínas, vestida siempre con discos de maíz, la aparición del clan susodicho es fácilmente diagnosticable: Ese andar flotante sobre carruajes voladores es señal de preparar las salsas.

3 comentarios:

Adolfo Calatayu dijo...

Pero che,y no va a decir algo de la fundamental e inherente bebida?
Abrazos !!!

Adolfo Calatayu dijo...

En mi blog le dejé un mensaje,querido amigo,espero que pase y me escriba algo así se lo publico.
Un fuerte abrazo.

Juan Carlos Cabrera Pons dijo...

Habría que hablar de la parte bebible de toda buena taquería, de Boing y uno de esos refrescos cuyo nombre jamás recuerdas.