domingo, 4 de mayo de 2008

8:00 a.m.

Resulta extraño levantarse y encontrar las calles tan vacías. Ventanas rotas de puro aire, dejan pasar nítidamente la luz a través de su paralelogramo. Afuera el silencio se ha instalado con intenciones de expandirse hasta dominar el panorama recién dibujado por los retazos radiados de sol. Los colores presentes en su constancia propagan certidumbres, pero la ausencia de actividad humana origina nuevos cuestionamientos. Uno suele hondar cavilaciones en búsqueda de orígenes causales para cualquier cambio tangible en la secuencia acostumbrada de hechos.

-Esta u otra razón, razones, fantasía pura, volatilidad de la imaginación. La explicación es siempre más sencilla, parsimonia hombre!, Repito, repitiendo, repetimos-

Un pensarte se diluye en mi mutua soledad con el árbol enmarcado por el blanco contorno que a su vez contiene un vidrio, discontinuo de pared, en el que observo.

-Respiro, y entonces muero. Sumergir la cabeza en una acumulación de agua. Utilizar el banquito como trampolín para saltar sobre la manzana.-///////////////////////////////////////////////
Es decir: Suspiro, lavarse la cara, y desayunar. El primer acto, el más personal de todos, tanto así que me lo adjudico en lugar de
Infinitirlo en el colectivo
Como a las que le suceden.
-No precisamente he narrado una secuencia, aunque si se desea se puede visualizar así, siempre y cuando no se olvide su esencia permutable-


Prácticamente he saltado de la metáfora a un monólogo instructivo en un tiempo corto
-si el tiempo se midiera en palabras, para regocijo de nuestro logocentrismo; (me trago un che)- que me deja al final sentado en el sillón frente a la ventana de vacío exterior original. Vuelvo a pensar:

Ligero dolor de cabeza, miedo a las Aspirinas, Marcar a Ariadna…




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-¿Como van las hormigas?- Pregunto en cuanto los tonos telefónicos dan paso a una característica voz femenina.
-Se han ido, metieron todas sus cosas en una par de maletas- Responde tras ubicar mi identidad implícita en lo personal de la pregunta.
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La conversación continúa en torno a lugares comunes. El simple hecho de saberla al otro lado de la línea me conforta. Extraigo silencios y oculto palabras, todo aquello de lo que simplemente ya no se puede hablar...

- Y el amor es un algo distinto que te involucra a ti: Lo sabemos, y callamos.-

1 comentario:

Sofía dijo...

Los silencios!
Uf, esos silencios que a veces dicen todo.
Y la presencia, la presencia no física, pero al fin presencia.
El saber ahí a la persona y brindar por ello, con el temor de lo que sigue, eso es maravilloso.
Saludos