domingo, 31 de octubre de 2010

Fabulaciones: Imagen-Tiempo


En el cine siempre había encontrado la oportunidad de mantenerse en silencio sin dejar de pensar. Había estado obsesionado con la imposibilidad de separar pensamiento de palabra, y solo ante las imágenes-movientes de la pantalla, lograba acercarse a aquel estado de gracia, que algunos invocaban desde el ideal ascético, o a partir de un descarado hedonismo. “Yo nunca he…” se dijo, pero apenas se daba cuenta de la gran página en blanco comenzando a ceder parte de sí para dar sustento a los caracteres negros como patas de insectos, desistía, y volvía a sumirse en una reflexión muda a partir de la luz que le hablaba de héroes con sombreros y revólveres, o de el paisaje lentísimo cubierto de niebla que aparecía acompañado de una música eléctrica y tenue, como una presencia fantasmagórica.

Ensayaba una voz gruesa, dotada de vida desde su garganta. Quería sonar igual que Clint Eastwood, con un trozo de cigarro a un lado de la boca, la barba crecida de cierto modo insidioso, y la expresión de hombre duro; pero solo contaba con las palomitas para tratar de convencer a su propia garganta de colaborar sin demasiados reparos.


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