martes, 14 de abril de 2009

No poseo el engrane de las manecillas. Apenas mis dedos pueden sostener a las uñas por encima de ellos. Cada palpitar matutino se convierte en la previsión de un día visto anteriormente, sin matices, sin color. Ese despertar se convierte en una figura estática del desconcierto marcado por el ofuscamiento que los ojos se han buscado con la entrega apresurada a su deleite hedonista.
Si la duda es la constante reiteración de lo absurdo y de lo inútil, cualquier pequeño movimiento corporal resulta en una penosa e hilarante ironía entre lo imposible del avance y el intento de dar el paso, de pintar pisadas de pies desnudos que dejan en su discreta guardia a la sombra que acaricia la tierra detrás de ellos, y en su altruista sacrificio, a la misma que, con una vuelta de ángulo inverso, comprueba el terreno a marcar.
Este cuerpo quisiera, entonces, colocar la rueda extraviada en el lodo, armar el mecanismo para levantarse, resguardar el reloj en sus manos, evitar la barranca y el trastabillo para sentarse en sincera sorpresa por el equívoco próximo que dejó su condición ineluctable para dar lugar a la pequeña posibilidad de evadirlo con el descanso revitalizador.
El deseo, de cualquier manera, se fuga con calma por el llano, siguiendo a la voluntad que emprendió el camino originariamente y que mantuvo firmes los huesos en la estrecha senda.
La genética se verá trastocada por los seres errantes que dejaron en el cansancio el sentido pleno de sus pasos. Volverán sobre lo recorrido, arrastrados por los arañazos sobre la tierra, secos en sus extremidades inferiores, para comer los cabellos de los fósiles que les anticipan una suerte similar. Niegan el origen y el final en un olvido que los hace converger hacia situaciones insospechadas, carentes de categorías para fenecer, de rituales y recordatorios sacros.

1 comentario:

Lord Edramagor dijo...

Ysi la cotidianeidad es el ensayo previo a un día verdaderamente importante ¿? Entonces, sería por eso que los ojos se abren y se encandilan. Como anticipándose a algo que nosotros no sabemos.
Un abrazo.
Gran blog.