martes, 16 de junio de 2009

Aire de vos, una cierta nota que se dejaba escuchar desde el fulgor metálico: Miles y la trompeta iluminando el cielo razo más que cualquier vela, y dispuestos a comparativos con tal de seguir escuchando, ya podía adivinarse una sonrisa, o en todo caso la luna con sus esquinas de proporciones oníricas. Si la música no es motivo por si solo para romper la noche, no hay nada que hacer con uno. Podrían tirar todas las ventanas, tapear los corredores, prender la mecha del perpetuo insomnio que ensancha la soledad de la memoria, y ni aun así podría verse aquello en lo alto de la ciudad, batiendo sus alas, trozando todas sus esperanzas en el aliento que falta para no ahogarse.

No hay comentarios: